Jorge Campillo (Cáceres, 1 de junio de 1986) se toma un respiro estos días en su ciudad natal. Está a punto de sumergirse en la larguísima vorágine de torneos del Circuito Europeo de golf. Un tipo sereno, que mastica con normalidad su paulatino asalto a la élite mundial de su deporte.

-¿Cómo se siente en Cáceres estos días?

-Bien. Ahora he empezado a entrenar otra vez, aunque me lo estoy tomando en plan relajado. Estoy haciendo lo que hace todo el mundo: estar con los amigos, con la familia, salir a cenar…

-Jugó 30 torneos en tres continentes distintos. ¿Cuántos kilómetros ha hecho en el 2016?

-Ni idea, la verdad. ¿Kilómetros? Son viajes largos, sí, a sitios como Sudáfrica y el sudeste asiático, pero tendría que mirar el calendario. Más de 100.000 kilómetros seguro. He cogido unos 60 aviones. Al final te acabas acostumbrando, aunque los desplazamientos más largos se hacen pesados.

-¿Qué es lo más difícil de estar en un circuito tan exigente, aparte del juego en sí?

-Organizar los viajes es un poco rollo, pero al final terminas haciéndote porque la mayoría de torneos se repiten y ya sabes dónde tienes que ir. Recopilar las facturas tampoco lo llevo muy bien.

-¿Satisfecho con la temporada y el 42º puesto final?

-Sí, está más o menos en mi expectativa. Tenía como objetivo entrar en la final de Dubai y lo cumplí sobradamente.

-Ganó 870.812 euros antes de impuestos. ¿Le molesta que se sepa el dato?

-Un poco, pero bueno. Es una cifra antes de impuestos y también hay que descontar los gastos, que entre viajes y lo que le pagas al caddie, se te pueden ir cada temporada unos 150.000 o 200.000.

-Pero no juega por dinero, ¿no?

-Claro. Yo estoy porque me gusta mucho el golf. Cuando estás compitiendo no piensas que te estás jugando tanto dinero en un golpe. Pero es verdad que hay jugadores que les gusta menos el golf y lo tienen como medio de vida.

-¿Qué espera del 2017?

-Que sea parecido, o mejor. Me gustaría jugar un torneo de los ‘grandes’ y tener un poco más de consistencia.

-¿Qué tiene que mejorar en su juego?

-Sobre todo el ‘driver’. Estamos peleando en ello. También el ‘bunker’, pero bueno. He mejorado este año en el ‘putt’ y estoy contento con ello.

-¿El golf es algo más técnico que mental o al revés?

-Las dos cosas. Por muy bien que andes de cabeza, si juegas mal, no tienes nada que hacer. La confianza no lo es todo, pero es verdad que cuando ya adquieres un nivel de juego alto, sí que debes tenerla. Este año he sido más consistente. Es lo que te da la experiencia: cuando te pasa algo, ya sabes cómo afrontarlo la próxima vez. Te acostumbras, pero al principio es difícil. Ya no vas con tanta tensión por pasar el ‘corte’ tras las dos primeras jornadas.

-¿Cree que a nivel local/regional se valora lo que hace? No hay mucho más deportistas extremeños que compitan a ese nivel…

-Sí. O al menos la gente que entiende lo que es el golf sí que lo hace.

-¿Cómo ve el nivel de su deporte en la región? Hubo un ‘boom’ hace unos años que parece haberse frenado…

-Es cierto, pero yo creo que ahora se está retomando tras un pequeño bache. El de Talayuela es un campo muy bueno y, aunque anda con problemas, es un activo de la región que no se puede desperdiciar.

-Este año cumplió 30 y siempre se habla que es la edad en la que un golfista llega a su mejor nivel. ¿Será así en su caso?

-En teoría, sí es así, aunque puede haber casos como el de Miguel Ángel Jiménez. Me quedan unos años buenos, al menos en teoría.

-¿Le dio envidia ver desde casa el golf en los Juegos Olímpicos de Río?

-Sí, mucha. Me hubiese gustado estar, pero van muy pocos y solo dos de cada país. Yo debo ser el quinto o el sexto de España según el ranking mundial. Me encantaría ir a Tokio en 2020, aunque será difícil porque aquí hay mucho nivel.