Quería el récord de puntos. Quería demostrar que era el campeón, un brillante y merecido campeón. Quería derrotar, humillar, someter a Valentino Rossi de nuevo, en su despedida de Yamaha. Quería ganar, ganar y ganar. Y lo consiguió en la que juzgó, él mismo, como "la mejor carrera" de su vida.

Jorge Lorenzo estuvo ayer, en Cheste, providencial, impresionante, apoteósico. En la sexta vuelta, cruzó la meta en quinta posición tras Marco Simoncelli, Valentino Rossi, Dani Pedrosa y Casey Stoner. En las 24 siguientes, los superó con una maestría y contundencia impresionante. Y acabó ganando con una mano, demostrando ser, de mucho, el mejor campeón del 2010 y uno de los más brillantes reyes de la máxima categoría. Acabó sumando 383 puntos, récord absoluto de la categoría. Se lo quitó a Rossi. No solo eso, el Doctor, que se despidió de Yamaha con una camiseta que decía "Bye, bye, baby", fue doblemente humillado, ya que él y toda Italia decidieron, tras el regreso de su grave fractura de pierna, que, a partir de Motegi (Japón), se disputaba un nuevo Mundial llamado Mundialito, compuesto por los últimos cinco grandes premios (Japón, Malasia, Australia, Portugal y Valencia). Pues bien, ese Mundialito también lo ha ganado Lorenzo al sumar 99 puntos por 95 de Casey Stoner y 93 de Rossi. Más éxito.

Todos reconocieron la superioridad de Lorenzo. "Ha sido el mejor este año", dijo Rossi, que mañana estrenará su Ducati.