José Manuel Calderón, el primer español que gana un partido de playoff en la NBA. Eso ya no se lo quita nadie. Ganar nunca es cosa de uno y mucho menos en los playoffs de la mejor liga del mundo, pero Calderón ha contribuido de manera muy decisiva a la construcción de un equipo ganador.

Los Grizzlies de Gasol jugaron playoffs tres años seguidos sin conocer la victoria. Llegaron a alcanzar records de 49 o 50 victorias en temporada regular, por encima de las 47 conseguidas por los Raptors esta temporada. Pero el equipo canadiense es hoy en día un conjunto más profundo, más perdurable y con un abanico más amplio de posibilidades. Aquellos Grizzlies rindieron en muchas ocasiones al 120% y dependían excesivamente de un único jugador de talento, el propio Pau Gasol.

Calderón y su entrenador Sam Mitchell han sido los dos integrantes de los Toronto Raptors que han tenido que afrontar el reto y el examen más complicado en la presente temporada. Mitchell era un técnico bajo sospecha después de los resultados y la imagen ofrecida por el equipo en los dos últimos años. La llegada del presidente y general manager Bryan Colangelo fue renovadora desde el primer día, dirigida a demoler y reconstruir.

Nueve jugadores nuevos y la permanencia de Mitchell como comodín y chivo expiatorio en el caso de que los resultados no fueran buenos en esta temporada. Calderón representaba una apuesta importante, una decisión (sin draft, como agente libre) del anterior general manager, Rob Babcock.

Una de las primeras y más arriesgadas decisiones de Colangelo fue la de descartar la renovación del base titular Mike James y la de apostar por el traspaso de Charlie Villanueva a cambio de un nuevo base sobre el que pensaba descargar las principales responsabilidades del juego del equipo. Poco después de su llegada a los Raptors, T.J. Ford fue renovado con un gran contrato con el que se le postulaba como el segundo jugador en importancia dentro del conjunto de Toronto.

Calderón se convertía por tanto en el suplente de la principal incorporación de los Raptors y quedaba en manos de un entrenador presionado, condicionado en sus decisiones y con instinto de supervivencia.

El base extremeño minimizó todos esos inconvenientes desde el primer día y normalizó la situación y su papel en el equipo. 21 minutos de juego por partido, casi 9 puntos y 5 asistencias de media por partido y un 52% de acierto en sus tiros de campo definen como destacada su segunda campaña en la NBA. El equipo depende de él y confía en sus decisiones, como demuestra en los últimos cuartos de estos partidos de playoffs.

De lo que se encontró en Toronto, Colangelo descartó a la mayoría de jugadores, le ofreció un gran contrato a Chris Bosh y ha participado en el arrinconamiento de Morris Peterson. Con Calderón no ha podido y ha preferido convertirlo en un aliado, en uno de los suyos. Cuestión de interés. Cuestión de necesidad.