Ayer habló Cesc en la conferencia de prensa en castellano, en inglés y en catalán. En las tres lenguas se expresa correctamente. También estudia francés por las tardes ahora, después de entrenar con el Arsenal en Londres. Posiblemente se atreva dentro de poco a hablar en francés en público. Nueva imagen la que ofrece Cesc del futbolista español. La de un chico mediterráneo, europeo, que no le asusta nada en la vida y que a los 16 años metió su ropa en la maleta para iniciar un camino nuevo en el mundo del fútbol, lejos de sus padres.

Hoy Cesc Fábregas habla con Vieira, con Henry, con Ljunberg, con Senderos, con Messi. Tiene amigos en todas las selecciones y se atreve con todo. Habla, da la cara, no está contaminado. Cesc es un ejemplo en la actualidad para el montón de chicos jóvenes que no tienen oportunidades en España y que van a buscar la aventura en el extranjero.

Cesc ha abierto la primera puerta. Y la verdad es que ahora son decenas los adolescentes que quieren imitarle, que no les asusta probar en el Chelsea, en el Arsenal o el Manchester. El último niño futbolista que acaba de emigrar ha sido Fran Mérida, un cadete del Barcelona, que se entrena ya con el Arsenal.

Wenger sigue trabajando, no descansa, no para y tiene su red de ojeadores en el mercado español.