Juan Ojalvo fue enterrado ayer por la tarde en Cáceres rodeado de sus familiares y amigos. Su muerte, a los 68 años, ha dejado fríos a los círculos deportivos de la ciudad y también ha impactado en muchos lugares de Extremadura donde dejó su bonachona impronta de hombre de fútbol. En más de cinco décadas ligado al balón en distintas facetas (jugador, entrenador, directivo...) ofrecieron innumerables anécdotas que muchos recordaron ayer intentando contener la lágrima.

En la parte final de su vida se distinguió por ser prácticamente el único apoyo de Félix Campo en el Cacereño. El empresario salmantino le dio durante una época plenos poderes en la vicepresidencia deportiva y era uno de sus consejeros de mayor confianza respecto a qué pensaba el fútbol local. No siempre fue comprendida su fidelidad a Campo en ese mismo ámbito. "Yo ya le dije hace mucho tiempo que vendiese el club", aseguraba Ojalvo recientemente en las calles de Cáceres mientras luchaba contra la enfermedad que finalmente le ha vencido.

Militar de profesión y hostelero en una época importante de su vida, Ojalvo se crió en el cacereño barrio de San Francisco. Después, tras una época fuera de la ciudad, regresó a ella para formar un club emblemático como el Santa Ana, que se nutría de futbolistas que estaban haciendo el servicio militar. En el banquillo del Cacereño también completó buenas temporadas, atrayendo mucho público al estadio: precisamente lo que más le dolía era la deserción del aficionado del Príncipe Felipe.

Recuerdos

También el fútbol de Navalmoral de la Mata ha sentido profundamente la pérdida de Ojalvo, no en vano dejó una huella imborrable tras su paso por el banquillo del Moralo de la temporada 84-85 a la 86-87. Llegó siendo Luis Duque presidente y con un equipo de la cantera (con algunos refuerzos llegados sobre todo de Plasencia) hizo tres grandes temporadas además de reunir buenos y numerosos amigos. Consiguió clasificar al Moralo por primera vez en su historia para jugar la Copa del Rey (dos veces en tres años) y fue subcampeón de la primera edición del Trofeo Comunidad Autónoma de Extremadura.

En el libro "Historia del Moralo" de José Luis Camacho Rosell se encuentran curiosos detalles de los enfrentamientos de Ojalvo contra el Cacereño de los Marcos, Sarratea, Chinto, etcétera. En uno de ellos el portero Jesús fue literalmente perseguido por los aficionados moralos en un partido lleno de incidentes y en la campaña 86-87 el Cacereño, entrenado por Pepe Bizcocho, fue el campeón y subió a Segunda B, pero vio cómo se frustraba su intento de récord nacional sin derrotas en Navalmoral, donde perdió (1-0 gol de Paniagua) tras 35 jornadas invicto.