Decía Nicolás Maquiavelo que «el fin justifica los medios». Y no le falta razón. El fútbol, en ocasiones, es una coctelera de decisiones, medidas, emociones y sentimientos que por separado pueden no encontrar un sentido racional pero que, todo revuelto, consigue cosas inimaginables. Ni el más retorcido hubiera escrito el guión de la temporada del Extremadura, mutante como un camaleón. Sumido en la mayor depresión que se recuerda en los últimos meses tras la derrota en Badajoz y el tsunami en contra de Martín Vázquez, ayer apareció en escena Juan Sabas para darle un vuelco al corazón azulgrana. El club of¡cializaba su retorno al banquillo a las diez de la mañana y su primera sesión de entrenamiento para las once y media. Y todo cambió.

Poco después de anunciarse su fichaje en redes sociales, empezaron a llegar coches y coches a la Ciudad Deportiva de Almendralejo. Por entonces, Sabas ya se había colado en el vestuario con sus jugadores, esos a los que ya conocía de su mes de pretemporada. Casi dos horas de charla para convencerles de que no hay nada perdido. Sabas quiere dos batallas en una guerra donde sólo quiere «valientes». Fuera, aguantando estoicamente, su pelotón de seguidores que esperaban verle de nuevo.

Apareció Sabas del vestuario y el público (más de un centenar de seguidores) rompió en aplausos y en gritos coreando su nombre. Sabas, que ya conoce cómo es la afición de Almendralejo, se acercó, se abrazó con ellos y allí, improvisadamente, les dejó un mensaje: «gracias por el cariño que me habéis mostrado en estas horas. Sólo os quiero decir que nos vamos a dejar el alma en el campo como ya lo hicimos el pasado año. Los deberes estarán hechos si ganamos los dos partidos, aunque sabemos que es complicado depender de los demás. Pero sobre todo, me gustaría que no le dieráis la espalda al equipo. Sé que no lo váis a hacer porque nunca lo habéis hecho. He visto a la gente en redes sociales y sé que está molesta. No es normal tener cuatro entrenadores en una temporada, más con una plantilla como ésta y con el esfuerzo que ha hecho el club. Pero estad con el equipo. Me alegrará veros en la grada como lo hicistéis el año pasado. Y como lo habéis hecho siempre. Os espero el domingo». Aplausos. Ilusión. Emoción.

Valientes / Con más tranquilidad, Sabas atendió a la prensa y comentó que «no quiero que esto se vea como una segunda etapa, sino como una continuidad del trabajo que se hizo en pretemporada y que tuvo que interrumpirse por decisiones. Vengo con la ilusión de hacer otra machada».

El preparador madrileño es consciente que lo primero que hay que cambiar es el aura negativa del vestuario y hacer un buen trabajo psicológico. «Estamos en una situación donde todo futbolista debería querer jugar. Jugamos ante el Mérida, un rival cercano, un gran campo y un partido de rivalidad. Es el idóneo para que un futbolista valiente se enfunda la camiseta y defienda al Extremadura como se merece».

Sabas firma por dos partidos y una temporada más. El ‘Vaquerito de Vallecas’ ha vuelto con las pilas cargadas. Y ha volteado, en apenas unas horas, la ilusión de toda una afición.