A sus 22 años (en diciembre serán 23), Juanfran Ortiz habla como una persona madura. También como un portero maduro, desde luego. Sus guantes han sobresalido durante cuatro años en Tercera en equipos como Coria, Díter Zafra o Azuaga. En el último, en el Cacereño, apenas jugó, pero en el fondo e incluso en la forma fue feliz. «Éramos un gran grupo, un gran vestuario, que nos merecimos el ascenso, pero no hubo suerte», se apresta a decir por encima de todo. El próximo jueves, con el Calamonte, su club de este año, recibirá al CPC, al que intentará «ganar, por supuesto».

En absoluto se fue Juanfran con rencor de Cáceres. Justo al revés: dejó no pocos amigos. Y nombra a Juanqui o, sobre todo, Elías, con el que compartía piso junto a Gerard Artigas y Pablo Molina (ahora en el Villanovense), para subrayar lo que vivió la pasada campaña.

Elegante, asume con naturalidad que Camacho «era el titular» y que él siempre expuso compromiso, «aunque es lógico que quisiera jugar más». «Por eso me alegraré por todo lo bueno que le pase a la gente de Cáceres, esa gente que, como ellos, siempre estuvo en las buenas y en las malas».

«Estoy muy agradecido al Calamonte y a su entrenador y presidente, que pusieron todo el interés este verano para que viniera», dice el almendralejense para destacar lo querido que se siente en un club «también con una gran afición». Su idea era la de haberse quedado en Cáceres, «si hubiera cogido el club Bermejo», pero no pudo aceptar lo que se le ofrecía, «que no me daba para mis gastos. Aunque sea un club más modesto, aquí sí porque puedo vivir en mi casa». No solamente esto: puede entrenar a un benjamín del Extremadura UD, puede estudiar para las oposiciones a bombero y también prepararse e ir a Badajoz a los cursos de entrenador por las mañanas.

En Cáceres estudió y se licenció en Ciencias del Deporte. Estuvo en el juvenil del Diocesano y después empezó a jugar en Tercera. «Por supuesto que no», apunta cuando se le plantea si descarta volver a jugar en el Cacereño. Es más: es evidente que le gustaría, especialmente para demostrar sus condiciones. Pero eso el tiempo lo dirá.