Periodista

No sería de recibo que sucediese en el caso de Valle Gil lo que argumenta el refranero popular que sucede en casa del herrero. Un árbitro, juez al fin y al cabo, tiene que buscar en la Justicia el espejo en el que mirarse y en el que asomar su vocación. Los ascensos, y los descensos, tienen que estar sustanciados en razones de más peso que la cuota de participación que se le otorgue a cada territorial. Por favor. El expediente de Fidel Valle habla de aptitud, actitud, capacidad, trabajo, méritos, preparación..., y no entiende de otras componendas. Si Extremadura merece tener dos árbitros en Primera División, o siete, o ninguno, hay que defenderlo desde todas y cada una de las instancias que tienen voz y hasta voto. Justicia para Fidel Valle Gil, justicia para el juez.