La conmovedora historia la publicó ayer El Correo y llegará a la fibra sensible de muchos de quienes vibraron viéndole jugar con la camiseta del Cáceres CB hace más de quince años. Tampoco puede dejar indiferente a quienes no tuvieron la oportunidad de disfrutar de sus mates y sus tapones. Se trata de Kenny Green, que en la actualidad malvive por las calles de Doha, capital de Qatar, un emirato árabe del que no puede salir porque arrastra una deuda que contrajo para intentar curar a su madre.

Green, que acaba de cumplir 41 años, relata su peripecia desde un cibercafé, donde también pudo localizarle ayer EL PERIODICO EXTREMADURA. "Claro que me acuerdo de Cáceres. Fue hace mucho tiempo, pero ¿cómo voy a olvidar aquel quinto partido de playoff contra el Lliria?".

Sobrevive a duras penas y no le dejarán irse del país hasta que no reponga los 200.000 dólares (158.000 euros) que le pidió a un banco local para proporcionar a su madre, enferma de cáncer de colon y pulmón, el mejor tratamiento posible en Suiza.

"Me siento desesperado", resume el exjugador, que en el 2005 viajó a Qatar para ser entrenador del As Sadd. Cuando supo la enfermedad de su madre, pidió un crédito que resultaría insuficiente, ya que falleció poco después. El giro negativo que dio la vida de Green fue considerable: tras dos años y medio en el puesto, fue despedido por su club y cuando intentó regresar a EEUU para encontrarse con su mujer y sus tres hijos, le fue vetada la salida por la denuncia del banco. "Ya me han avisado que moverán todos los resortes jurídicos para que acabe en prisión si no les pago ya", lamenta.

Conexión con Cáceres

Recurrir a la embajada estadounidense fue inútil. Le respondieron que buscase un abogado, pero no tenía dinero para pagarlo. Tampoco ha podido encontrar trabajo y se ha quedado literalmente en la calle. "A veces paso hasta cuatro días sin comer", reconoce. Ha pasado la noche en hoteles y pensiones que no ha podido pagar y también en edificios abandonados al tiempo que piensa en salir del país clandestinamente.

La persona que está intentando reunir dinero para ayudar a Green es Millie Soria, la esposa del entrenador Manel Comas. Se conocieron en Cáceres en 1992, cuando el jugador fue fichado para sustituir a César Portillo.

De momento, pocos le han apoyado. Una de las excepciones ha sido Jorge Garbajosa, compañero suyo en el Tau y ahora en el Khimki ruso (3.000 euros).

El final de la historia no pinta bien, aunque en su carrera muchas veces parecía imposible que un jugador que solo podía saltar con una pierna hiciese cosas tan espectaculares. "No os podéis imaginar lo asustado que estoy", concluye desde su particular calvario .