"Puedes estar en la misma habitación con él y no saber que está allí", explica Marc Gené, piloto probador de Ferrari, cuando le preguntan por su compañero de equipo. "Raikkonen habla poco, pero gana", dijo ayer Luca di Montezemolo, presidente de Fiat y Ferrari, para alabarle. Esos dos comentarios definen el carácter de Kimi Raikkonen, el nuevo campeón del mundo. Un hombre de hielo que se ha ganado ya el aprecio de toda Italia y ha justificado su contratación para sustituir al heptacampeón Michael Schumacher.

En la escudería italiana Raikkonen se siente cómodo. "Me gusta estar en Ferrari. La gente es muy agradable y me cuidan, pero también me dejan solo para poder vivir mi propia vida. Cuando tengo un rato libre, me siento realmente libre. Ferrari es más relajado que otros equipos en los que he estado", asegura el nuevo campeón.

Durante décadas, Finlandia ha dado al deporte de motor muchos campeones del mundo, pero Raikkonen nunca ha tenido un ídolo o un modelo a seguir. "Mis mánagers David y Steve Robertson son los únicos que me han influido en mi carrera", asegura Kimi. Su agradecimiento es total. Los Robertsons comenzaron con Raikkonen cuando corría en karting y con ellos pasó a la British Formula Renault Car Series. Su apoyo fue vital. Ellos le abrieron las puertas de la F-1 cuando le consiguieron una prueba para el equipo Sauber de F-1.

El bautizo de la F-1

El resto fue cosa suya. Raikkonen hizo el mejor tiempo del equipo de esa temporada y eso que nunca había pilotado un coche de F-1 antes. El premio fue entrar en el equipo de Peter Sauber con solo 20 años. Pero las puertas no se le abrieron fácilmente.

Después de mucho luchar, Raikkonen consiguió solamente la super licencia de la FIA para las primeras cuatro carreras de la temporada 2001. Que le diesen luz verde para el resto de la temporada dependía de lo que demostrase en la pista.

Raikkonen hizo callar a todos los que dudaban de él desde la primera carrera, en la que fue sexto. Luego acabó la temporada en el décimo puesto del mundial de pilotos y fue elegido mejor debutante del año. Esa actuación le llevó a McLaren al año siguiente y durante cinco temporadas en las que en dos ocasiones logró el subcampeonato del mundo. Considerado uno de los pilotos más rápidos del circuito, las averías se convirtieron en su cruz.

Fichaje rentable

"Por supuesto que duele ir bien en una carrera y que de repente tu coche se estropee o que por cometer un error estés fuera y algunas de estas cosas me han sucedido", admite. Pero eso no impidió que, tras la retirada de Schumacher, los responsables de Ferrari apostaran por el finlandés. No les ha defraudado. Ganó la primera carrera de la temporada en Australia y ayer, en Brasil, se proclamó campeón mundial, recién cumplidos los 28 años.

Ahora podrá dedicare esas vacaciones que había prometido a su esposa Jenni Dahlman, que fue miss Escandinavia, con la que vive en Zúrich, una ciudad tranquila y en la que goza de la privacidad que no tienen en Finlandia. "Es genial vivir en Suiza y poder pasear tranquilamente o ir de tiendas sin sentirte agobiado o perseguido. En Finlandia no puedo hacerlo. En mi país no podría ir al supermercado o estar con mis amigos en un restaurante sin que me reconozcan", valora Raikkonen, que quiere proteger su intimidad fuera de los circuitos y las carreras.

Raikkonen habla mucho de sus amigos. Detrás de esa fachada de hombre duro se esconde un hombre honesto. Uno de ellos cuenta una anécdota para que todo el mundo se haga una idea de cómo es realmente Kimi fuera de los circuitos. En la última carrera del campeonato europeo de karting, los pilotos se disgustaron mucho con el comportamiento de los organizadores y decidieron boicotear la carrera en señal de protesta. Por eso la carrera se anuló y se daba ganador a un piloto que no era Raikkonen cuando si se hubiese disputado la carrera el habría sido casi seguro el ganador del Mundial.

Pero el campeón mundial Raikkonen apoyó y se solidarizó con sus compañeros y perdió el título, porque para él era más importante la otra causa.

La ocupada vida de Raikkonen le hace recorrer todo el mundo para las carreras, entrenamientos y diferentes actos de relaciones públicas. Quizá por eso, en su tiempo libre no busca ni acción ni aventura. "Cuando tengo un día libre, no me apetece hacer nada, solo ver la televisión, o relajarme haciendo deporte".

En vacaciones, a Kimi tampoco le gusta ir a sitios demasiado exóticos. "Por el momento el mejor lugar para pasar las vacaciones es en tu casa", dice. Aunque si tuviera que escoger algún sitio se quedaría con la Laponia finlandesa. "Me encantan los deportes de nieve y practicarlos allí es fantástico".

30 millones

En los últimos años, el caché de Raikkonen ha subido como la espuma, y el salario que dicen que cobra en Ferrari es de 30 millones de euros al año. Una fortuna que no está dispuesto a gastar fácilmente. "Invierto mucho de mi dinero, naturalmente, y si necesito algo lo compro. Pero la mayoría del dinero va para viajes y para hacerme la vida lo más fácil y confortable posible dentro de este mundo" .

Kimi es un apasionado de los coches y de otros vehículos pero no se adivinaría mirando en su garaje. A diferencia de otras estrellas, no tiene demasiados coches raros. "Tengo un Ferrari y algunas motos entre ellas una Walz Hardcore que luce la inscripción Iceman, pero los coches que suelo conducir son normales, como los que tiene todo el mundo".