«Cuando una relación entre dos partes no está bien desde el principio, hay tiranteces y el ambiente no es bueno, cuanto antes se solucione, mejor». Habla Ñete Bohigas, entrenador del Cáceres, de la repentina marcha de Anton Grady, para confesar que la sensación que sintió fue de «alivio». Muy distinta fue la lesión del base Andy Mazurczak: «Fue un palo duro». Los dos tienen ya sustituto, aunque el nombre del que llegará en lugar del norteamericano no se hará público hasta que esté solucionado el papeleo. En cuanto al estilo de juego, la marcha de Grady no afectará (su sustituto es de las mismas características, dejó entrever el técnico), aunque sí la lesión del polaco. «Las características individuales de Andy y de Arturo son diferentes».