Rafael Bernal Espada, Fali, es eterno. Quizás siempre lo ha sido, pero desde ayer su nombre está ligado a las instalaciones deportivas del Nuevo Cáceres, muy cerca del campo que lleva el nombre de otro futbolista eterno, Sergio Trejo. En un «sentido homenaje», como dijo Gerardo Hierro, alma mater del Diocesano, un grupo de familiares y amigos de Fali asistieron emocionados al acto oficial.

«Que el recuerdo perdure», añadió el fundador del Dioce. «Por fin esta ciudad que llevó siempre tan dentro, de la que estaba tan orgullosa…» decía Eva Bernal, hermana de Fali, a la que la emoción no dejaba terminar la frase. Por fin esta ciudad se acuerda de Fali, quería decir, aunque no podía. «Hoy es un día en el que se hace justicia», añadía Elena Nevado, alcaldesa de Cáceres, dando la razón a Eva y a todos los allí presentes, que entre ojos vidriosos por la emoción dejaban incluso escapar alguna lágrima, una lágrima por Fali. «Hay gente que nunca se va y prueba de ello es esto de hoy, un merecido reconocimiento a un cacereño de pro, aunque no naciera en Huelva», contaba la regidora.

Con palabras entrecortadas, Eva recordó a su hermano (también a su padre, a quien dedicó el homenaje), «siempre feliz, siempre contento, siempre con una sonrisa en la boca». Esa es la imagen que quiere que perdure.

Terminó el acto entre abrazos y con un partido de fútbol, donde sus amigos del Diocesano y el Cacereño, sus dos clubs de la ciudad, se midieron sobre el campo que ya lleva su nombre. El resultado, es lo de menos. Ganó Fali, ganó su recuerdo.