El volcán del palco del Camp Nou sigue en erupción, a pesar del silencio que mantiene el presidente Joan Laporta. Desde que estalló en El Periódico el escándalo de la investigación a cuatro vicepresidentes del club (tres de ellos no estaban informados), ni una sola voz de la junta se ha escuchado. Ni la del presidente, Toca aguantar la tormenta sobre un caso que se produjo el pasado mes de marzo --los directivos lo cerraron a su manera en esa época--, aunque se haya trasladado ahora de los despachos a la calle.

Joan Oliver, el director general del club, ya dijo el pasado jueves que no tiene intención de dimitir porque considera que cuenta con la confianza de Laporta y de la junta. Tampoco los vicepresidentes investigados (Joan Franquesa, el único que lo sabía, Rafael Yuste, Jaume Ferrer y Joan Boix) han dado señales de que vayan a renunciar a sus respectivos cargos. Todos asumen el desgaste de imagen y credibilidad que han sufrido en los dos últimos días, mostrando su debilidad en la próxima carrera electoral que vivirá el club.

Pero, de momento, no han dado ni un solo paso. Al menos, en público. La única voz que ha salido de las oficinas del Camp Nou procede de Oliver, pero ningún dirigente ha salido a dar su versión. Ni el presidente, a quien se aguardará hoy en Málaga para saber si rompe su silencio en una de las crisis más importantes que encara en los meses finales de su segundo y último mandato.

CON YUSTE EN MALAGA Laporta, según fuentes del club, cree que este escándalo ya quedó resuelto el pasado mes de abril. Entonces, los vicepresidentes investigados sin su conocimiento provocaron escenas de gran tensión con Oliver, a quien le reprocharon duramente su intervención en el caso. Pero nadie dimitió. Ni siquiera el director general corporativo del Barça, que cuenta con el apoyo absoluto de Laporta desde que lo eligió para el cargo hace justamente un año para sustituir a Anna Xicoy, una ejecutiva cercana al dimitido vicepresidente Ferran Soriano. Desde entonces, su influencia ha ido en aumento, sin que pusiera en cuestión su continuidad cuando estalló el caso en abril.

Ahora, Laporta intenta ganar tiempo para que se vaya calmando la tormenta que ha sacudido las estructuras internas del club. El presidente, que viaja hoy a Málaga junto a Yuste, uno de los vicepresidentes investigados sin su permiso, confía en sortear la lava del volcán.