La entrada de Florentino Pérez en el Madrid ha alterado el mundo del fútbol. Para empezar, el derroche de millones que ha soltado y amenaza con seguir soltando ha roto el mercado de fichajes y ha hecho saltar por los aires los planes de casi todos los clubs, superados por el nuevo orden económico tras gastarse 163 millones en dos jugadores. El Barça es uno de ellos. Franck Ribery, el gran objetivo de Pep Guardiola, es hoy un fichaje imposible. Una pieza que se da por perdida por culpa de Florentino y que provocó una durísima reacción de Joan Laporta, que calificó el modelo del Madrid de "prepotente".

El presidente del Barça quiso marcar las diferencias que le separan de su homólogo del Madrid. Por si no fueran ya conocidas. Lo hizo a través de los modelos que tutelan al frente de sus respectivos clubs. En su opinión, el del Barça es "serio" y anda regido por la mesura; el del Madrid es "imperialista" y tiene "sus orígenes en el chollo", afirmó ayer en Sitges, aludiendo a la operación urbanística que permitió a Florentino alumbrar la primera hornada de galácticos con la recalificación de la ciudad deportiva blanca.

CAMBIO DE ACTITUD En apenas dos semanas, Ribery ha pasado de estar muy cerca del Camp Nou a darse por perdido. El delantero francés, que había reiterado su deseo de ir al Barça y así lo expresó en los contactos que mantuvo con el club hace poco más de 10 días, ha dado ahora un paso atrás en un sospechoso cambio de actitud; en especial, por parte de su representante.

La razón es la entrada en juego de otros equipos, con el Madrid y el Chelsea en primera línea, a los que ahora podría sumarse el Manchester gracias a los 96 millones cobrados por Ronaldo. El Bayern de Múnich también ha variado de postura --en las conversaciones previas con el Barça, el precio no superaba los 50 millones-- y ha tensado la negociación, consciente de que las condiciones del mercado son muy diferentes.

SIN NECESIDAD DE VENDER En los dos últimos días, el Barça ha tenido nuevos contactos y ha recibido noticias descorazonadoras. El jugador asegura que el Bayern se niega a venderlo y que, en cualquier caso, no lo hará por menos de 75 millones. De momento, ya ha rechazado ofertas de 60 millones por el traspaso.

El club alemán pregona la idea de que no traspasará al francés, con contrato hasta el 2011, porque no tiene ninguna necesidad. Y si se llega a esa situación porque el jugador plantee un pulso insostenible, sus exigencias serán inalcanzables para todos los clubs salvo para aquellos que estén dispuesto a pagar "una barbaridad". El Barça no será uno de ellos.

La inflación provocada por Florentino Pérez y su actitud "prepotente" e "imperialista", según las manifestaciones de Laporta, amenaza con echar por tierra la labor discreta de meses que seguía el Barça para cerrar los retoques que necesitaba la plantilla de cara a la próxima temporada. Ribéry puede ser la primera renuncia y ha sido el detonante de esta nueva guerra .