El nuevo presidente del Barcelona, Joan Laporta, no quiere acabar con los Boixos Nois, pero sí quiere expulsar del Camp Nou a sus miembros más violentos durante los últimos años y sus herederos . La policía, que los considera el segundo grupo más peligroso tras los Ultras Sur, tiene censados en la actualidad a 1.000 miembros, aunque al campo sólo acuden unos 500. La facción más dura la forman los Casuals . Gaspart les dejó campar a sus anchas y toleró su vandalismo, como las agresiones a periodistas en el palco, pero Laporta quiere terminar con ellos a toda cosa. Será complicado, asume el presidente azulgrana, aunque afirma que pondrá todos los medios para conseguirlo finalmente.