Vengo de que me pongan unas tiras para poder después ir a entrenar. Hay que prepararse a conciencia. Ahora, es lógico que me salgan clacas porque llevaba mucho tiempo sin hacer lo que más me ha gustado siempre». A primera hora de la mañana, cuando él se dispone a detallarla, el protagonista de esta llamativa historia se dispone a hacer lo que hace cuatro veces a la semana: prepararse físicamente para afrontar un reto descomunal. Y es que más de 30 años después de dejar el atletismo como velocista, en el que fue un referente regional y nacional, el cacereño Lázaro García Amado vuelve a calzarse unas zapatillas de clavos.

A muchos sorprenderá que este exconcejal y, sobre todo, deportista, vuelva a competir o, cuando menos, entrene para ello. Y, en efecto, así será este mismo año, salvo contingencia de última hora, en el Campeonato de España máster, que tendrá lugar en Salamanca en febrero. Lleva meses preparándose para que este 2018 sea el año de su retorno, a su estilo, con otras miras, pero con el orgullo por las nubes. Las circunstancias no serán iguales («cuando yo corría por las calles de la ciudad nadie lo hacía») pero la ilusión sí.

Retrotrayéndonos en el tiempo, Lázaro García fue campeón de España como especialista en velocidad en el ya lejano 1976. Sus marcas le avalan como un grande en 100 (10.6), 200 (21.4) y 400 (48.4). Durante muchos años, con el pacense Antonio Pardo y el dombenitense Juanito Ayuso también como destacados entonces. En Cáceres tiene un recuerdo también para Luis Miguel Rubio.

Sus innantas condiciones como velocista, alimentadas en un entusiasmo ilimitado, aunque sin recursos más allá de los cuidados de su madre, hicieron que vistiera camisetas como la del Vallehermoso de Madrid «12 o 13 años» o el Deportivo de la Coruña, en el final de su carrera. En estos clubs, entre lo mejor de España, fue de lo más granado en 200 y 4x400 y estuvo en un tris de ir a los Juegos de 1980, en Moscú.

«Esto surgió hace seis o siete meses en Madrid, donde tengo mi segunda residencia. Todos los meses tengo reuniones con amigos de entonces como Colomán Trabado, Miguel Ángel Prieto o Isidoro Hornillos», en la élite del atletismo español de la época de García, recuerda, «y medio en broma me puse a ello». Y tanto: ahora se ha propulsado gracias a personas como Manolo Ordiales, que le ha animado en esta meta, el fisioterapeuta Israel Monroy (Fisi-On), «que me está ayudando muchísimo», el médico Marcos Maynar, en la regulación vitamínica, y los responsables del Sottoterra, «que han puesto a mi disposición sus instalaciones».

ANDANDO / «Esto me está costando mucho. Cuando empecé a entrenar, en agosto, lo hacía andando, y a los pocos días ya me lesioné el bíceps femoral», reitera García, que cuenta que durante 30 años no haya hecho deporte «prácticamente» por muchas razones. Fue entrenador de atletas de acreditada calidad como el olímpico Manolo Borrega, el malogrado Jesús Doncel o el laureado Quini Carrasco. Esto, sin contar con su condición de político (12 años concejal de Deportes de Cáceres) y otros cuatro responsable de El Cuartillo, de la Diputación.

En su historial figura también que fue preparador físico del histórico Cáceres CB que se mantuvo en la ACB once años. «Me llamó Martín Fariñas porque sabía que yo había estado con los mejores entrenadores, como Paco López, del Real Madrid, con el que había trabajado y tengo amistad, además de Pascua Piqueras».

Lázaro García, que ha firmado por el Moratalaz madrileño para su particular reto en el campeonato de España máster (este año también se celebra el Europeo y el Mundial en España) espera al menos intentarlo. Y lo hará con el orgullo propio de un deportista que, relata, «corría por la parte antigua, por el Cerro de los Pinos y por el Campo de Aviación» y que renunció a vivir fuera de su ciudad «por razones familiares». Y eso que tuvo la oportunidad, según le dijo Piqueras, según asegura, «de ser el mejor velocista de Europa en su momento».

Es evidente que este particular revival lo está viviendo a tope. «Soy un enamorado del atletismo», dice mientras recuerda que el día que Javier Sotomayor batió el récord del mundo de salto en Salamanca él corría una prueba allí «y creo que fui el primero que le saludó» o que ha bebido de los métodos del cubano Juantorena, además de incidir en los de Paco López. Aun así, insiste que en el atletismo «está todo inventado» en cuanto a entrenamientos. Puede que su vuelta no tanto.