El habitual ambiente de excitación que envuelve cada salida de un gran premio de F-1 mutó en esquizofrenia, casi pánico, cuando las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer en la vuelta de formación y humedecieron el asfalto del circuito de Shanghái. Fernando Alonso se adelantó al apagón de los semáforos, Ferrari y Red Bull se precipitaron en el primer cambio de ruedas, un accidente entre Buemi, Liuzzi, Glock y Kobayashi dio entrada al primer coche de seguridad y la ruleta de la fortuna comenzó a girar. Pero esa fue solo la primera vuelta de una trepidante y maravillosa carrera que dominaron los más listos, los más calmados: Jenson Button y Nico Rosberg, acosados al final por los más agresivos y espectaculares: Lewis Hamilton y el propio Alonso.

Nunca le había sucedido en 25 años de carreras desde el karting. "Es la primera vez en mi vida pero, sí, es un error importante". Alonso se adelantó a los semáforos. Fueron exactamente 0.208 segundos, suficiente para que Charlie Whiting, el jefe, le señalara con el dedo. Se había colocado por delante de los Red Bull en la primera curva, pero pronto debió cumplir una sanción pasando por la calle de los garajes.

DEMASIADAS DUDAS Fue solo el inicio de una carrera loca. El citado accidente múltiple de la primera curva provocó la salida del primer safety car. Y el grado de excitación creció. Los pronósticos meteorológicos no aclaraban mucho. La lluvia del inicio no estaba prevista, solo se anunciaba agua sobre la media hora de carrera. Pero la pista se iba humedeciendo más. Había que tomar una decisión: aprovechar el coche de seguridad para cambiar a ruedas de agua o mantenerse con las de seco y confiar a ciegas en el pronóstico.

Los Red Bull y los Ferrari optaron por cambiar. McLaren y Mercedes decidieron dividir riesgos: Button y Rosberg se quedaron con lisos, mientras Hamilton y Schumacher montaron agua. Acertaron los que aguantaron, los que se fiaron del pronóstico. No solo Rosberg, que se vio líder, escoltado por Button, también los Renault de Kubica y Petrov, y un atrevido y rápido Pedro de la Rosa, que acabó abandonando al romper el motor de su Sauber. Otra vez.

Jaime Alguersuari, que tuvo un inicio de carrera fulgurante y que fue de los atrevidos, de los que no cambiaron las ruedas, heredó, de pronto, la quinta posición. De nuevo estaba en situación de luchar por los puntos, otra vez con los mejores, pero cometió "un error" y tocó por detrás al Hispania de Karun Chandhok, dañó su alerón delantero y le obligó a entrar a cambiar el último juego de gomas antes de tiempo.

ADELANTAMIENTOS El novato dejó para el vídeo de esta carrera dos buenos adelantamientos a Petrov y Sutil. Aunque ese apartado encontró a dos especialistas, a dos maestros de las remontadas: Hamilton y Alonso. Son la salsa, la pimienta, el chile y el wasabe de esta F-1. Arranquen donde arranquen, nadie puede descartarles para el podio.

Los dos cambiaron a neumáticos mixtos en la vuelta dos, ambos se vieron obligados a entrar cinco giros después a montar gomas de seco tras el error estratégico. El inglés cayó al puesto 14, el español más atrás, al 17º lugar. Remontaron con lisos, se dieron un festín de adelantamientos, colocaron mixtos y siguieron adelantando, incluso en la entrada a los boxes. Hamilton le hizo un interior a Vettel, con el que luego fue pareado a la salida del pit (les costó una amonestación de los comisarios) mientras Alonso aprovechó que Massa se había ido largo en la última curva para hacerle otro interior en la entrada a boxes. "Derrapé en exceso en el última giro y Fernando me rebasó por el interior. Cometí un error y él lo aprovechó, no hay nada más que decir", explicó un diplomático Massa.

Adrian Sutil, Vitaly Petrov y Robert Kubica fueron la últimas víctimas de Alonso antes de situarse a la estela de Rosberg, que había cedido el liderato ante el fino Jenson Button, siempre cuidadoso con las gomas, y después ante el ímpetu adelantador de Hamilton. Alonso apuró al máximo el penúltimo juego de gomas mixtas para llegar lo más fresco posible al final con el quinto juego (¡qué barbaridad!), después de su quinta parada (¡otra locura!). Dio caza a Rosberg pero, cuando llegó a las inmediaciones del Mercedes, cuando todo apuntaba a un portentoso podio, los neumáticos del F-10 ya no dieron para atacar a Nico.

AVISO O AMENAZA Por delante, la lucha también había cesado. "No veo nada por el espejo. Que le digan a Lewis que si intenta adelantarme no le veré", gritó Button a su ingeniero, a modo de aviso, o de advertencia, quién sabe si de amenaza. El caso es que su compañero no inquietó la segunda victoria del último campeón ("la mejor de mi carrera por acierto estratégico, por el cuidado con los neumáticos, por el ritmo", comentó tras el podio), que le aúpa al liderato de un Mundial apasionante en el que la serenidad del piloto inglés y de Rosberg manda de momento sobre las remontadas de Hamilton y Alonso.

Mientras, a Pedro Martínez de la Rosa (39 años, 75 carreras y un podio) se le rompió el motor de su Sauber cuando intentaba pelear, con habilidad y manos, por acabar entre los puntos. "Ahora solo espero salir de aquí cuanto antes, que por el caos aéreo que existe no será fácil, y pensar en premiar al público español que se dé cita en Barcelona con una buena carrera", sentenció. Tampoco fue el día de Schumacher: acabó décimo a casi un minuto de su compañero Rosberg.