Hace tiempo que Sergi Escobar, un leridano de 29 años, se ha convertido en un especialista de la persecución. Dentro y fuera del velódromo. Fuera no ha tenido demasiado éxito hasta ahora. Ni con los responsables de la Federación, que no le han dado ninguna ayuda con el título Mundial que consiguió hace apenas tres meses en Melborne. Ni tampoco con los responsables de los equipos profesionales, para que lo contraten, y pueda dar su salto a profesional. En la pista, en cambio, es una flecha y ayer encontró su recompensa en forma de un bronce olímpico.

ELOGIOS "Se lo merecía. Es una gran persona y un grandísimo corredor. La verdad es que es una vergüenza que no haya ningún equipo profesional que lo tenga en sus filas como especialista para los prólogos y en las contrarrelojes", lo elogió el seleccionador español Jaume Mas.

Su actuación en la final individual de persecución resultó demoledora. Había que dar seis vueltas a la cuerda del velódromo sobre un trazado de 4.000 metros, y superó en cuatro segundos a su rival, el inglés Rob Hayles, una diferencia abismal, que le permitió asegura la primera medalla del ciclismo español en Atenas, que no pudo llegar en la ruta.

Escobar, que forma parte del equipo amateur del FC Barcelona montado por Melcior Mauri, marcó un tiempo de 4.17.947, a una media de 55,8 km/h. En la final el británico Bradley Wiggins, con un tiempo de 4.16.304, se impuso al australiano Brand McGee, doble medallista olímpico, y ganador este año del prólogo del Giro de Italia.

"Cuando me di cuenta que tenía cierta ventaja, reservé un poco las fuerzas para la persecución por equipos de mañana (por hoy)", admitió Escobar --perilla recortada, pelo recogido en una coleta--, que no parecía excesivamente eufórico por la medalla. "Es una gran satisfacción, pero cuando vine aquí, la verdad es que pensaba en el oro", apuntó. "Y ver que McGee (4.20.436) en la final ha estado por de bajo de mi tiempo me da un poco de rabia".

Resulta curioso que Escobar llegara al mundo del ciclismo por casualidad. Con el dinero que consiguió con la recogida de fruta en Lleida se compró una mountain-bike porque no le llegaba para comprarse una moto. Tiene claro que quiero dedicarse al ciclismo como profesional y si puede llegar, al menos, a los Juegos de Pekín.