No hace falta más. Han bastado dos carreras para saber que la lucha por el título es cosa de dos, de Lewis Hamilton (Mercedes), vencedor incontestable ayer en China, y Sebastian Vettel (Ferrari), autor del triunfo en la primera carrera de Australia. Primero y segundo, y segundo y primero, se jugarán el titulo. Sus compañeros no les hacen sombra. Ni Kimi Raikkonen (quinto) ni Valteri Bottas (sexto) están para nada.

Bottas sufre a cada instante para intentar ofrecer lo que no tiene. Con la carrera neutralizada, tras el coche de seguridad en las primeras vueltas por el accidente de Antonio Giovinazzi, Bottas se marcó un fenomenal trompo, que le hizo caer hasta la 10ª posición, un error de principiante, por mucho que Toto Wolff diga que «le puede ocurrir a cualquiera». Para el jefe de Mercedes iba destinada la mayoría de los mensajes por radio de Fernando Alonso. «¿Le pasa algo al coche de Bottas? ¿Tiene algún daño?», preguntaba con ironía a su ingeniero tras mantener al finés a raya durante tres vueltas en la octava plaza. «Fue un poco surrealista que un coche que te puede adelantar sin problemas en 300 metros de recta esté tres vueltas detrás de mí y, luego, no se escape», incidió al bajarse del coche. También eran palabras para Wolff, para que lo fiche a él.

GRANDES ALONSO Y SAINZ / Es verdad que Bottas proporciona la tranquilidad absoluta a Hamilton, pero Wolff ya sabe que del finlandés solo puede esperar sumisión, nada más. Si su primer piloto falla -y lo hará en alguna carrera-, Bottas no será capaz de ganar a Vettel, y eso, en según qué circunstancias, puede ser catastrófico en la lucha por el título. Mercedes necesita dos pilotos capaces de ganar y Alonso envía mensajes para que Wolff tome ya la decisión cara al 2018. Mientras, el bicampeón da lecciones de pilotaje sobre mojado o en la arrancada, «segundo milagro en dos carreras», en palabras del asturiano, tras luchar entre los ocho primeros, antes de retirarse por la rotura de un palier.

La suerte de Mercedes es que en Ferrari tampoco tienen una pareja de garantías. «Creo que andaba a otras cosas», dijo el jefe, Sergio Marccione, sobre la actuación de Iceman. Este sería otro Mundial con Alonso en lugar de Bottas y con Carlos Sainz en el coche de Kimi. El madrileño dio otra exhibición para acabar séptimo, arriesgando con gomas lisas cuando el asfalto aún estaba mojado. Los españoles fueron la sensación en China, con permiso de Max Vestappen, al que le bastaron unas vueltas en agua para pasar de la 16ª plaza al podio, justo por delante de Daniel Ricciardo. Red Bull sí puede presumir de pareja de pilotos, pero no de motor. El Renault no está a la altura y eso salva a Mercedes y Ferrari.