Es la cabeza visible de la nueva generación de velocistas estadounidenses que ha arrasado en este Mundial. Gatlin, un neoyorquino de Brooklyn de 22 años, empezó con mal pie cuando en el 2001 se le detectaron trazas de anfetaminas en un control antidopaje. El atleta pudo demostrar que tomaba la sustancia para tratarse de un síndrome de hiperactividad y falta de atención, y su sanción fue reducida a un año.

A partir de ahí, su carrera ha sido meteórica. Logró la medalla de oro en 100 metros en los últimos Juegos de Atenas (2004), tras no haber podido ganar ni una sola prueba antes de la final olímpica. De ahí le viene su fama de gran competidor, capaz de aguantar la presión en las grandes citas. En Helsinki ha conseguido el doblete: campeón en 100 y en

200, en la que los cuatro velocistas estadounidenses, liderados por Gatlin, consiguieron las cuatro primeras plazas.