"Fue como ver una película de acción en primera fila, en una pantalla de alta definición, de tres dimensiones". Lewis Hamilton hablaba así del accidente de Sebastian Vettel y Mark Webber, la batalla entre hermanos que le abrió la puerta de su primer triunfo del año. El no tuvo esos problemas. Cuando Jenson Button le acosó, cuando ya había hecho el primer intento de adelantarle con neumáticos más frescos, su equipo le protegió. "Jenson, debes bajar el ritmo, puedes no tener gasolina para acabar". El mensaje por radio era una orden de equipo encubierta. Y Jenson la acató, de mala gana, pero la acató. Fue el mismo mensaje que Hamilton había recibido unas vueltas antes, cuando había sido sobrepasado por Button. Pero Hamilton hizo caso omiso. Ahora ya sabe quién manda en McLaren.

Después, delante del box , en la celebración del doblete con todo el equipo, Button se dejó pasar el brazo por encima por su compañero. Le quemaba en su espalda. Miraba para otro lado, entre otras cosas, porque junto a Hamilton se situó la teatral novia Nicolete, la cantante de las Pussycat Dolls. Nunca antes una novia había posado en la foto de un equipo. La frialdad de Button no tiene nada que ver con que esta semana haya roto con su novia, Jessica Michibata. No es eso. Ayer se dió cuenta de que Lewis juega con ventaja. McLaren es su casa, la de su novia. El decide si acatar las órdenes de equipo o no. "Ambos recibimos la orden de ahorrar gasolina", argumentó Button. "Pero era difícil saber cuánto y dónde, porque no sabía si Lewis me iba a atacar...". Después se mordió la lengua, miró para otro lado. "Es un resultado fantástico para el equipo, eso sí".

En McLaren guardaron la compostura. No es una situación nueva. Se remonta ya a las batallas entre Ayrton Senna y Alain Prost. En Red Bull es nueva. No para su gurú, para su mago, para el diseñador de este maravilloso RB6, Adrian Newey, que se tiraba de los pelos en el muro tras ver el accidente entre sus dos coches. Quien tiene que poner orden es Christian Horner, el treintañero jefe de equipo. Sus dos pilotos se enfrascaron en una lucha que acabó con Vettel fuera de carrera y Webber en la tercera plaza cuando el doblete estaba casi asegurado. El alemán parece el culpable de lo ocurrido. Webber mantuvo su trayectoria recta en todo momento, y fue el joven pretendiente quien se echó a la derecha en plena recta.

La sonrisa de Alonso

Aún así, comenzó a gesticular cuando su coche aún no había parado en la arena, y al salir del coche, escenificó con sus manos que Webber estaba loco. "Ya había superado a Mark y entonces él me tocó la rueda trasera en la frenada. Hay poco más que decir", se quejó Vettel. Pero la maniobra se ve al revés, a no ser que hubiera órdenes de equipo encubiertas, que las había. "Vettel estaba autorizado a adelantar porque los McLaren estaban presionado mucho y eran más rápidos en las rectas. O atacaba o hubierámos sido superados por Hamilton", explica Helmut Markko, consejero deportivo de Red Bull, y consejero personal de Dieter Materchsnitz, dueño del equipo. Y justificó en buena parte la maniobra de Vettel: "Ya había superado por un metro de coche a Webber y necesitaba irse a la derecha para no tener que frenar en la hierba", dijo el profesor.

Las palabras de Markko hacen pensar en órdenes de equipo que Webber, como líder del Mundial, no quiso tragarse. "Me mantuve en mi trayectoria, recto, sin molestar. Fue Sebastian quien se echó sobre mí. No pude hacer nada", se justificó el australiano, que no está dispuesto a someterse a su joven compañero y que cuenta con el respaldo de Horner. "He hablado con Sebastian para decirle que esto nunca debió suceder. Hemos perdido un montón de puntos. Tenemos que tomar ejemplo de McLaren", dijo el jefe de equipo. El cisma está abierto en McLaren, más aún en Red Bull. "Y eso que hablaban de Felipe y de mí al principio de año", bromeó Fernando Alonso.