Están siendo las principales apuestas del Cáceres y del Plasencia, los dos equipos extremeños de la LEB, de cara a la próxima temporada. Así, al menos, se está constatando en las negociaciones, que están siendo largas.

En el caso de Howard Stephen Brown, exalero del León y el Melilla, las conversaciones se plasmaron en un contrato firmado en positivo para el Plasencia tras más de dos semanas. En el de José María Panadero, alero cacereño que puede volver al club de su ciudad, aún hay incógnitas, ya que club y jugador no han llegado a un acuerdo de momento, después de que hubiera habido consonancia en cantidades hace varias fechas. Pero el jugador no acepta, de momento, alguna de las cláusulas introducidas a última hora, según el Cáceres.

Panadero, según reconoció ayer el gerente y portavoz del club, Julio Espino, tiene sobre la mesa una oferta clara: dos años de contrato con opción a un tercero, aunque el club quiere "unas determinadas garantías para no hipotecar su futuro", según dijo. Esas garantías podrían estar relacionadas con que la entidad podría rescindir el compromiso unilateralmente en el caso de que circunstancias no aconsejaran que el alero continuara en el Cáceres, algo por lo que no está dispuesto a pasar el jugador. En ese tira y afloja están las dos partes, aunque se confía en que finalmente haya acuerdo.

EXTERIOR LOCAL La llegada de Panadero, con la ya confirmada del también hijo pródigo Nando Vicario, conformaría una línea exterior de sabor local, completada con los bases Dani López (Melilla) y Rafael Huertas (Unicaja de EBA), a los que se unirían Juanmi Morales y un americano.

Mientras tanto, en Plasencia el optimismo se ha disparado con el fichaje de uno de los jugadores más determinantes de la LEB en los dos últimos años. Brown rondó la treintena de puntos en su última visita.

Representantes de los dos clubs estuvieron ayer en Madrid, en el sorteo de la Liga, que se inicia el día 17. Los dos juegan fuera en el debú: el Cáceres en La Palma y el Plasencia en Tarragona. Tanto a Felipe Fernández, presidente verdinegro, como a Antonio Martín Oncina, el jerteño, fueron optimistas.