La semifinal del Abierto de Estados Unidos que estaban disputando Rafa Nadal y el escocés Andy Murray fue suspendida definitivamente por la lluvia, cuando el marcador reflejaba un 6-2, 7-6(5) y 2-3 favorable al británico, con el español superado por su rival en los dos primeros sets y dominando el tercero, en el que había logrado un break.

Igualmente ha sido aplazada la final femenina que debían disputar la serbia Jelena Jankovic y la norteamericana Serena Williams, que se jugará el domingo, mientras que la final masculina se disputará el lunes a las 17.00 horas.

Cuando habían transcurrido dos horas de partido de la semifinal, el juez de silla bajó a la pista y tras comprobar que las líneas estaban resbaladizas decidió parar el partido, aunque anunció a los espectadores que estaba previsto que la lluvia parara y que el partido se reanudaría. Finalmente no fue así y los organizadores decidieron suspender el partido hasta hoy.

La primera semifinal entre Roger Federer y Novak Djokovic sí que se pudo disputar, ya que comenzó a las 11.00 horas (15.00 GMT) y duró 2 horas y 25 minutos, por lo que dio tiempo a que el suizo consiguiera clasificarse para su quinta final consecutiva tras vencer por 6-3, 5-7, 7-5 y 6-2.

La organización del torneo no decidió finalmente que ambas semifinales se jugaran de forma simultánea, aunque después, tras ver los informes meteorológicos que ya desde ayer anunciaban fuertes lluvias para el sábado, sí que dispusieron que Nadal y Murray comenzaran su partido, sobrepasado el mediodía, en el estadio ´Louis Armstrong´ colindante con la pista central ´Arthur Ashe´.

IMPLACABLE FEDERER Mientras tanto, Roger Federer defenderá por cuarta vez su corona en el Abierto de Estados Unidos, tras derrotar al serbio Novak Djokovic por 6-3, 5-7, 7-5 y 6-2, en un gran encuentro del jugador suizo que volvió por sus fueros en esta semifinal.

Federer, que no había vuelto a ser el mismo desde que perdió la final de Wimbledon ante Rafa Nadal, en esta ocasión sí que recuperó ese tenis elegante, espectacular y eficaz, y además ante un rival de la envergadura de Djokovic, con el que precisamente jugó la final del Abierto de Estados Unidos el pasado año. Pese a la amenaza de lluvia, el partido pudo jugarse sin contratiempos, aunque con un gran humedad en el ambiente que pareció no afectar al exnúmero uno.

El duelo comenzó con mucho ritmo, aunque desde bien pronto se observó que Federer estaba muy metido en el partido. Un 83 por ciento de efectividad en su primer servicio permitió al jugador suizo sumar con mucha facilidad los juegos que sacaba, mientras que al resto consiguió el break en el cuarto para adjudicarse con mucha celeridad la primera manga en apenas 24 minutos.

Djokovic metió una marcha más al partido en el arranque del segundo parcial y metió mucha presión, con un juego muy agresivo que le permitió en el cuarto juego disponer de la primera bola de rotura, que no desaprovechó, para ponerse con un 4-1 de salida.

Sin embargo, el de Basilea no se descompuso. Una doble falta y un error no forzado en el cuarto juego con servicio de Djokovic puso el break en bandeja a Federer, quien no desaprovechó la oportunidad para volver a equilibrar el marcador (4-4).

Pero el jugador serbio no había dicho la última palabra y en el duodécimo juego consiguió de nuevo romper el servicio de Federer e igualar el partido.

En la tercera manga, ambos jugadores mantuvieron el excelente nivel de juego. Ni uno ni otro querían ceder la iniciativa y el servicio fue el factor desequilibrante para que los juegos fueran cayendo de un lado y otro, hasta que el suizo rompió el servicio de Djokovic en el decisivo duodécimo juego. La pérdida de este tercer set fue un mazazo para la moral de Djokovic, que sufrió un bajón en su juego.