Periodista

Esta vez sí que viene el lobo para devorar a la pobre Caperucita Roja. Sólo un milagro salvará al Cáceres. Durante los últimos dos meses, los problemas no se han solucionado y el final se podía atisbar. No hay que ser ningún lince: ya advertimos en estas páginas el lunes que muchos se podrían llevar una sorpresa a corto plazo. El propio Bermejo dibujó el panorama a Paco Mangut tras ganarse al Lucentum: "Esto es un sinvivir". Y tanto. Ahora llegará el lamento, pero todo esto tiene muchos culpables. Incluso el aficionado que, antes del verano, prometía ayuda eterna en los malos tiempos. El Cáceres se muere para sonrojo de todos. También de políticos, ejecutivos y empresarios. Y uno se pregunta: ¿Nos quedaremos los cacereños sin parte antigua? No lo descarto.

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