Un loco, un perturbado, un inconsciente, o las tres cosas a la vez, emborronó ayer la última prueba del último día de los Juegos de Atenas, que se cerraron con el sinsabor de un incidente sin precedentes. Todo el impresionante entramado de seguridad desplegado por los organizadores no bastó para impedir que un espontáneo, vestido con falda y medias escocesas, arruinara la última jornada, interfiriendo en la prueba más significativa, el maratón, la especialidad atlética que resume toda la grandeza y la épica del olimpismo, sobre todo ayer, en que se disputaba sobre el recorrido tradicional, con salida en la localidad de Marathon y llegada en el histórico estadio Panatinaico.

Sucedió en el kilómetro 36. El espontáneo se abalanzó sobre el líder de la prueba en ese momento, el brasileño Vanderlei Lima, escapado desde el paso por el medio maratón (1.07.23). Lima fue agarrado por el cuello y llevado casi en volandas por el perturbado hasta la acera contraria. El público reaccionó inmediatamente y logró separarles. Lima volvió a la carrera, pero perdió unos segundos vitales.

Destacado en cabeza

La carrera se desarrollaba hasta entonces con normalidad. No hacía excesivo calor. Lima, que cumplió 35 años el pasado 11 de agosto, aguantaba la escapada sin que nadie en el grupo hiciera demasiado por cazarlo. Parecía una aventura destinada al fracaso, por los 27 grados de temperatura y porque en el 28 le esperaba un repecho digno del mejor Philípides. Pero Vanderlei Lima aguantaba. En vista de que no cedía, Juad Gahrib, el vigente campeón del mundo, Paul Tergat y Stefano Baldini, entre otros, salieron en su busca y rompieron el grupo, en el que hasta entonces figuraban José Ríos y Toni Peña, que quedaron descolgados.

En el kilómetro 30 la diferencia era de 47 segundos sobre el grupo perseguidor. En el 35, esa diferencia se había reducido a 28 segundos. Vanderlei cedía, pero el final era en bajada.

Hasta que apareció un irlandés, afectado por el alcohol, según la policía griega que lo detuvo inmediatamente. Un tal Cornelius Horan, el individuo que en junio del 2003 saltó a la pista en Silverstone y obligó a parar la carrera de fórmula 1. Entonces llevaba una inscripción en su camiseta en la que recomendaba leer la Biblia. Ayer, la inscripción decía: "Predicador del Grand Prix, Israel está en la profecía". Por detrás, otra inscripción lanzaba un mensaje apocalíptico: "La segunda llegada está cerca".

Baldini, campeón

"Me quedé sorprendido. No pensé que yo fuera su objetivo. No me dañó, pero me rompió el ritmo, me desconcentró; tenía miedo de que fuera armado", dijo el brasileño. "Si no hubiera sido por este loco, hubiera ganado el oro. Pero no voy a llorar. Esta es la primera medalla olímpica que gana el atletismo brasileño y voy a saborearla como una victoria". El COI le ofreció la medalla Pierre de Coubertin, su mayor distinción. Tras el incidente, Lima fue cazado enseguida. Baldini (ganador con 2.10.55 horas) lo superó justo cuando iban a cumplirse dos horas de carrera.