Hubo fiesta en casa Lorenzo, ¡claro que hubo fiesta! Y merecida, cómo no. El joven piloto mallorquín, que acabó pegadito a Valentino Rossi, el campeonísimo que habita al otro lado del muro, le sacó casi medio minuto al temible Casey Stoner (Ducati), sumó su 50º podio en el Mundial y sigue segundo en la general, ahora a cinco puntos del Doctor. Hubo tarta y cava.

Cuando le contaron que Rossi había dicho que no quería que su abuela sufriera como había ocurrido en la última vuelta de Montmeló, Lorenzo desveló el secreto: "Así ha sido. A mitad de carrera he pensado en la abuela de Vale y, sí, he decidido no retorcer más de la cuenta mi muñeca derecha y dejarle en paz". Risas, casi tan grandes como las del vencedor. Ya en serio, Giorgio reconoció que lo había intentado pero "era el día de Rossi, ha estado soberbio y hay que felicitarlo".

Ni que decir tiene que Lorenzo pensó en Jerez, en aquella caída que le supuso perder, o dejar de sumar, 13 valiosísimos puntos (mira, ahora sería líder destacado del Mundial). "He visto que Rossi era inalcanzable y he pensado en los 20 puntitos que ganaba".

¿Oiga, se ve logrando 100 victorias? "¿100 victorias? Ni en la Play me veo consiguiendo semejante reto, pero pelearé por ser tan bueno como él y, sobre todo, por mantener ese espíritu a los 30 años". Lorenzo reconoció que el deterioro de su neumático delantero le hizo ser prudente.