A tres días de la gloria. De su segundo título consecutivo en 250cc, los mismos de Dani Pedrosa y Sito Pons. Del cetro 31º del motociclismo español. De abandonar la categoría del cuarto de litro y dar el salto a MotoGP, la meta de cualquier piloto. Y ahí está Jorge Lorenzo, un jueves caluroso de octubre al sol, en Sepang (Malasia), sin demasiadas preocupaciones, tras salir de compras en Melbourne y de rebajas en Kuala Lumpur, machacándose en los gimnasios de hoteles de lujo y jugando a la play con Alex Debón, su guardaespaldas, su profesor sobre el asfalto y su sucesor en la Aprilia RSA oficial.

SIN PRESION Bromea cuando explica lo que ha hecho estos días, entre domingo y jueves, y se resiste, claro, a contarlo todo. Reconoce no tener ni un ápice de presión. "Llegamos al final muchísimo mejor que el año pasado, tenemos el título en la yema de las manos y solo tenemos que sumar cinco puntos en dos grandes premios: fácil". Tan fácil que su rival, el italiano Andrea Dovizioso, ya lo proclamó campeón el domingo, en Australia, tras su exhibición. "Andrea es honesto y es muy agradable oírle decir eso".

De la cama al gimnasio, paseo, play y mucho shoping fashion . Llegado el jueves, un poquito de sol. Y más serenidad. "Ya hemos demostrado que somos los mejores --señala Giorgio--, ahora solo queda rematar el trabajo. El otro día, viendo a Lewis Hamilton, me reforcé en la tesis de que primero es el título y, en segundo lugar, ganar el gran premio. Tengo hambre de triunfos, quiero ganar y es un anuncio para los que piensen que voy a salir con la calculadora a cuestas".

Lorenzo tiene motivos sobrados para intentar ganar también la carrera de Malasia, la penúltima de la temporada. Quiere coronarse campeón ganando. Quiere ser el primer piloto de Aprilia en victorias (ahora está empatado con Valentino Rossi, Max Biaggi y Marco Melandri a un total de nueve triunfos).

Y el piloto mallorquín quiere conseguir igualar el récord de triunfos en una misma temporada del desaparecido Kato: 11.