Dentro de los contactos diplomáticos mantenidos estos días en Copenhague, donde Río de Janeiro derrotó a Madrid en la final por los Juegos de 2016, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, se entrevistaron con el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, uno de los miembros del COI que ayer votó. El presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, que siempre ha defendido que el deseo del albergar el Mundial de Fútbol no tenía nada que ver con la aspiración de la capital de ser sede olímpica, se sumó a última hora a la delegación de Madrid 2016 desplazada a Copenhague.

Villar, vicepresidente de la FIFA, llegó a la capital danesa la noche antes de la elección procedente precisamente de Río de Janeiro, donde esta semana se ha celebrado la última reunión del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Fútbol, el foro que elegirá los países organizadores de las Copas del Mundo 2018 y 2022. La "Candidatura Ibérica" de España y Portugal es una de las once remitidas a la FIFA para organizar una de estas dos ediciones, junto a la también conjunta de Holanda-Bélgica y las individuales de Australia, Estados Unidos, Inglaterra, Indonesia, Japón, México, Qatar, República de Corea y Rusia.

Al contrario que en la elección de los Juegos, los aspirantes concurren con claridad sobre los criterios de elección de la FIFA. Ésta ha descartado de antemano para 2018 a las federaciones de la Confederarción Africana (CAF) por la concesión a Sudáfrica del Mundial 2010 en Sudáfrica y a las de la CONMEBOL, tanto para 2018 como para 2022, por la celebración de Brasil 2014. También ha dejado claro que no designará para 2022 a una asociación que pertenezca a la misma confederación que la elegida para el Mundial de 2018.

Lo único que genera dudas es si puede tener algún recelo ante candidaturas conjuntas, modelo que Joseph Blatter ha cuestionado en alguna ocasión después de Corea y Japón 2002, justo al contrario que la UEFA, que ha optado por conceder las últimas Eurocopas a proyectos compartidos: Austria-Suiza 2008 y Polonia-Ucrania 2012. La Federación Española de Fútbol, que celebra este año su centenario y el próximo día 6 rendirá un homenaje a todos sus internacionales, ha seguido a distancia el proceso de elección de los Juegos mientras prepara su proyecto con Portugal, diez años después de sufrir una decepción tan grande como la de Madrid al intentar sin éxito albergar una competición internacional. Sede del Mundial de 1982, la última aspiración organizativa del fútbol español se remonta al 12 de octubre de 1999 cuando optó a la Eurocopa de 2004, torneo que la UEFA concedió a Portugal con el argumento de que el país vecino merecía la competición por su mejor infraestructura, tanto de comunicaciones, estadios y hoteles.