La noche del 27 de enero se coronó al virtual campeón de Liga. El día anterior el Barça había empatado en Bilbao y el Madrid vencía al Villarreal por la mínima. Una brecha de nueve puntos se abría entre los dos grandes. Hoy es 27 de febrero. Solo dos puntos separan a los favoritos. No solo no hay campeón, sino que los pronósticos han cambiado de color. Cuatro partidos, apenas cuatro partidos, han servido para que la crisis del Barça haya volado con rapidez a Madrid, sembrando de dudas y desasosiego al líder.

La euforia ha desaparecido de un plumazo del Bernabéu, donde estaba instalada desde que el año pasado birló la Liga a un Barça que se recreó en un exceso de confianza. Ahora sucede al revés. El Madrid empieza a pagar su soberbia y no puede disimular el miedo fantástico que le ha invadido al ver la carrerilla que han tomado los azulgranas.

CARAS LARGAS Por un día, el lunes las risas se vieron en La Masia, mientras en Valdebebas abundaban las caras avergonzadas por el ridículo gol que costó la derrota ante el Getafe. El Barça tiene a los cuatro delanteros (Messi, Etoo, Ronaldinho y Henry, que descansó el domingo) motivados y a punto, como no los ha tenido hasta ahora, mientras que el Madrid ya no huele la flor que le permitió batir récords de eficacia. El síndrome de las segundas vueltas que caracteriza a los equipos que dirige Schuster es un fantasma que cobra vida, mientras en Barcelona desaparecen las listas de sustitutos de Rijkaard. Si algún día las hubo. Algo que negó ayer Marc Ingla.

"A Mourinho le saludé una vez", dijo el vicepresidente del Barcelona, desmintiendo que la junta hubiera iniciado un debate para cambiar de entrenador. "Estamos muy contentos con Frank y no existe un plan B. Hay muchos entrenadores que quieren dirigir al Barça", añadió Ingla el pasado lunes. Los debates, si Schuster no logra frenar la sangría de puntos, se producirán en el despacho de Ramón Calderón. En un mes ha perdido siete de los nueve que tenía de renta. Nadie ve la Liga en el bolsillo y nadie habla de batir registros.

EL TITULO, EN MAYO "El título no se gana en febrero, sino en mayo", dijo el lunes Fabio Cannavaro, que negó la existencia de una crisis de juego, solo de resultados. El desplome ha sido espectacular, con cuatro derrotas en los últimos cinco partidos entre Liga y Champions: Almería, Betis, Roma y Getafe. En la primera vuelta solo perdió en Montjuïc ante el Espanyol y en Sevilla, al margen de dos empates en Valladolid y Murcia. "Tenemos que estar tranquilos, porque si empezamos a pensar en el Barça y en los que dicen que la Liga está abierta, malo", dijo Cannavaro.

Los blancos se aferran al liderato como gran argumento para conservar el buen ánimo, aunque ya no aguantan las comparaciones con el juego azulgrana.

El otro argumento esgrimido hasta ahora era la presunta irregularidad del tanto del Getafe. Algo que seguía defendiendo a principios de semana Cannavaro. El defensa italiano habló de "accidente", pero se quejó de que Belenguer sacara el balón en un lugar distinto del que se produjo el fuera de juego. "Nunca me había pasado nada igual. Da mucha pena. Hemos fallado todos", afirmó, en una tenue autocrítica. Aun así, Robinho, el mejor hasta ahora, ya entrena.