REAL MADRID: Dudek; Míchel Salgado, Sergio Ramos, Cannavaro, Marcelo; Gago, Guti, Baptista; Drenthe (Sneijder, m.77), Higuaín (Robinho, m.65) y Saviola (Van Nistelrooy, m.46).

REAL MALLORCA: Moyá; Varela, Ballesteros, Ramis, Fernando Navarro; Basinas, Borja Valero, Jonás, Tuni (Víctor, m.59); Trejo (Ibagaza, m.46) y Arango (Pereyra, m.86).

GOL: 0-1, m.83: Ibagaza.

ARBITRO: Medina Cantalejo (colegio andaluz). Mostró cartulinas amarillas a Guti (52), Baptista (73) y Van Nistelrooy (89) por el Real Madrid y a Arango (44), Jonás (67), Moyá (76) y Borja Valero (78) por el Real Mallorca.

Las paradas de Miguel Angel Moyá y una genialidad del Caño Ibagaza fulminaron al mejor Real Madrid de la temporada, que brilló en su juego pero echó de menos su pegada letal para aumentar a quince años su mal fario copero.

El Real Madrid suspendió, una temporada más, su asignatura pendiente, la Copa. El equipo de Bernd Schuster fue víctima de su propia medicina. Se topó con un portero que emuló los milagros de Iker Casillas y perdonó un arsenal de ocasiones para dejar de soñar con el triplete a las primeras de cambio.

Y eso que el conjunto madridista firmó uno de sus mejores partidos de la temporada, pero se topó con Gregorio Manzano, un técnico que tiene tomado el pulso a la competición del KO. Soportó el vendaval de fútbol blanco de la primera mitad. No se descompuso pese a mostrar un Real Mallorca desconocido, miedoso, que apenas cruzó el medio campo. Y mató en el momento clave del duelo.

La reacción de Bernd Schuster, amigo de quejas arbitrales, no hizo más que incrementar la presión y el partido comenzó con polémica. El primer tiro a puerta del Real Madrid, a los tres minutos, acabó sobre el cuerpo de Sergio Ballesteros y el estadio pidió mano. Medina estuvo firme, acertó y el diálogo le ayudó a superar el partido, aunque hoy era Schuster el que podía pedir dos penaltis.

El fútbol se abrió paso para hacer olvidar la polémica. Con la velocidad que impuso Guti, un Real Madrid con suplentes con hambre, devoró al Real Mallorca. Acostumbrados en el Bernabéu a los milagros de Iker Casillas y la pegada letal de Raúl y Van Nistelrooy, los aficionados no creían lo que veían. Dudek era un espectador más y Moyá tuvo que salvar hasta seis claras ocasiones y cuatro disparos lejanos. Una primera mitad aplastante sin premio. Al desacierto de Saviola se sumó el de Higuaín.

CAMBIO INTELIGENTE Manzano reaccionó en el descanso. Dio entrada a Ibagaza y el Mallorca aumentó su tiempo de posesión del esférico. El silencio del Bernabéu y el primer tiro a puerta de Jonás, en el 48, hacía recordar eliminaciones pasadas coperas.

El Real Madrid se encomendó a Van Nistelrooy primero, que prolongó el carrusel de fallos con un remate plácido en el área chica a las manos de Moyá, y posteriormente a Robinho, que revolucionó el duelo por minutos pero acabó desesperado.

Los nervios aumentaban con ocasiones como la marrada por Baptista (m.65). Dormido toda la noche, un rebote de un pase le dejó con la portería a placer y remató fuera.

Los minutos pasaban y la máxima del fútbol planeaba el Bernabéu. Quien tanto perdona al final lo paga. En esta ocasión la jugada fue en contra del Real Madrid por un grave error de Fabio Cannavaro, que no desvió un pase largo que pinchó Ibagaza y con una genialidad se la picó a Dudek para matar la eliminatoria a siete del final.