REAL MADRID: César; Arbeloa, Pavón, Raúl Bravo, Roberto Carlos; Celades, Javi García (Zidane, m.46), Gravesen; Jurado (Raúl, m.46); Portillo (Ronaldo, m.46) y Owen.

VALLADOLID: Lledo; Rafa (Aduriz, m.67), Jonathan, Mario, Oscar Sánchez; Xavi Moré, Robles (Iñaki, m.14), Zarandona, Sousa (Chema, m.61), Alvaro; y Losada.

GOLES: 1-0, m.67: Owen. 1-1, m.77: Xavi Moré.

ARBITRO: Iturralde González (colegio vasco). Amonestó a Arbeloa por el Real Madrid.

INCIDENCIAS: Partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey.

La maldición copera del Real Madrid se engrandeció en los octavos de final ante un equipo de Segunda como el Real Valladolid, que con un gol de Xavi Moré aprovechando el exceso de confianza de Roberto Carlos, apeó a un equipo sin rumbo y sin posición en el campo.

El Valladolid fue dueño del balón ante un Real Madrid perdido, sin rumbo. Luxemburgo sacrificaba los extremos. Dejaba a Solari y Juanfran fuera de la convocatoria y en el banquillo no tenía soluciones al planteamiento inicial.

Tres mediocentros entorpecieron el juego blanco y Jurado no recibió balones. Celades era el más retrasado y Gravesen con Javi García le escudaban en la construcción y buscaban dos carrileros como Arbeloa y Roberto Carlos, poco participativos. De esta forma, con atasco para generar fútbol y sin profundidad, la presión del rival provocaba que los centrales sacasen el balón mal ante el enfado popular que acusaban a los suyos de falta de motivación. Los únicos aplausos se los llevaba el voluntarioso Gravesen por sus robos de balón. Un disparo potente de falta de Sousa que se estrelló en el larguero a los siete minutos significó el primer gran susto.

CAMBIOS Tres relevos en el descanso cambiaron de forma radical el panorama. El fútbol apareció. La velocidad en el toque y las oportunidades se sucedieron. Ya no importaba la ausencia de extremos. Zidane dio luz al partido, Raúl puso el hambre que faltaba y Ronaldo buscaba su hueco al lado de Owen.

La efectividad del inglés, resolviendo con solvencia un preciso pase al hueco de Raúl en el minuto 66, parecía sentenciar el partido y la eliminatoria, pero el Valladolid no había dicho su última palabra.

Un exceso de relajación de Roberto Carlos permitió a Xavi Moré recibir con comodidad dentro del área y batir, tras un recorte al brasileño, a César con un disparo raso. Aparecieron las urgencias, el nerviosismo y el Real Madrid no supo resolver.