El Real Madrid se despide su afición en su último partido en el estadio Santiago Bernabéu de una temporada sin títulos, midiéndose a un Real Mallorca sin nada en juego para los dos equipos, tan solo el orgullo, que en caso de los madridistas es bastante tras un final de temporada para el olvido.

La goleada del clásico, el paseo del campeón en el Bernabéu (2-6), finiquitó las esperanzas de remontada de un Madrid que cierra la segunda vuelta tirando por tierra sus registros de récord.

Tres derrotas consecutivas (Barcelona, Valencia y Villarreal), provocan que la plantilla blanca no piense en otra cosa que ganar en su despedida de la afición y contentar con su juego, a la espera de iniciar una nueva etapa con o sin elecciones.

Los rumores de fichajes afectan a todos los ámbitos del club. En una semana en la que salió Pedja Mijatovic, en la que Juande Ramos admite que sentirá el encuentro como su adiós al Bernabéu y en el que la llegada de jugadores implicará la salida de muchos que están en la actual plantilla.

Algunos, como el italiano Fabio Cannavaro que regresa al Juventus, se despedirán desde el campo. El último Balón de Oro madridista cierra un ciclo. Otros cuyo futuro está en el aire --Míchel Salgado, Heinze, Guti o Sneijder--, ni se vestirán de corto por problemas físicos o decisión técnica de Juande Ramos.

A estos cuatro jugadores se suma en un amplio parte de bajas Metzelder y Gago más el sancionado Pepe. Lo que deja un panorama desolador para Juande que debe recomponer su puzzle .

Mientras, el Mallorca afronta la visita al Bernabéu con la tranquilidad de los deberes ya hechos.