El cisma en el tenis español tiende a remitir poco a poco. Ayer la junta directiva de la Federación Española de Tenis decidió que Madrid será la sede de la semifinal de Copa Davis contra Estados Unidos, que se celebrará del 19 al 21 de septiembre. La votación fue secreta y Muñoz, presidente de la federación, se abstuvo. La capital de España logró nueve votos, mientras que entre las otras tres aspirantes sumaron siete: Benidorm, cuatro; Gijón, que en valoración técnica tuvo más votos que Madrid, se quedó en dos, y Tenerife, uno. La otra decisión fue la continuidad de Emilio Sánchez Vicario como capitán del equipo español.

Muñoz se salió con la suya. Pese a prometer a los jugadores en Bremen que serían ellos los que elegirían la sede, al final impuso su preferencia. Madrid pagará un millón de euros como canon, además de 300.000 euros de prima para los tenistas y la misma suma a la federación para la promoción del tenis base. En los próximos meses a Muñoz le tocará convencer a los jugadores para que no ejecuten su amenaza de no acudir a los actos promocionales de la federación.

PANORAMA IDILICO Tras dos horas y media de reunión en un céntrico hotel de Madrid, Muñoz dibujó un panorama idílico en medio del turbulento momento que vive el tenis español. Tras barajar la posibilidad de acudir a los tribunales por el escrito firmado por Emilio Sánchez y los jugadores, en el que alertaban sobre los métodos dictatoriales del presidente, Muñoz cambió su mensaje y habló de mano tendida.

"Ir a los tribunales es un derecho. No se lo voy a quitar a mi familia. Me han atacado dos veces sin hechos. Sin embargo, no hay venganza más hermosa que el perdón. El capitán está en su sitio y todos pretendemos que esté en la semifinal. Me tomaré un tiempo antes de hablar con él. He pedido perdón por mis faltas", declaró Muñoz.

La elección de Madrid se realizó contra el deseo de los tenistas, que prefieren jugar a nivel del mar y no en altura. Muñoz aseguró que no le consta que no quieran acometer la eliminatoria en la capital de España. Lo harán, pero su malestar contra el presidente no ha remitido. "Jugaremos donde nos digan. Lo único importante es ganar a los estadounidenses", dijo Ferrer.