"Para mí no significa mucho ser el primer piloto de color en la F-1, pero para el deporte en sí mismo significa mucho". La frase es de Lewis Hamilton, de 22 años, que ayer en Melbourne demostró que está en el Circo por algo más que el color de su piel y el cariño paternal de Ron Dennis. "Estoy extasiado", confesó al verse en su debut junto a Kimi Raikkonen (27 años) y Fernando Alonso (25), integrando el podio más joven de la historia.

El patrón de McLaren babeaba ayer con su ahijado tras un fin de semana impecable. Lewis es la confirmación de la obra de Dennis. Ahora falta hacerle campeón, pero no será este año, aunque toda Gran Bretaña lo pida a gritos. Hay tiempo para que la perla negra llegue a lo más alto. Este es solo su primer año. Alonso manda.

La dedicatoria de Dennis

Lewis Hamilton (7-1-1985, Tewin Wood, Inglaterra) dio los primeros pasos en el kartismo a los 10 años y un año después acudió a la entrega anual de premios del automovilismo británico como vencedor de la Copa Yamaha. Allí se acercó a Ron Dennis, le pidió un autógrafo y le preguntó si alguna vez podría correr para él. Dennis le escribió una dedicatoria: "Llámame en nueve años", y le dejó su número de teléfono. Sin embargo, tres años más tarde, fue el propio Dennis quien salió al encuentro del adolescente, después de que Hamilton ganara tres títulos de karting. Así ingresó en el programa de promesas de McLaren. Hamilton no cesó de ganar desde entonces: British Fórmula Renault Championship, la F-3 Euro Series y, el pasado año, la GP2. En septiembre probó el McLaren y ayer se convirtió en el duodécimo piloto en la historia que sube al podio en su debut en la F-1. El último fue Jacques Villeneuve, hace 10 años.

Pero Lewis Hamilton mantiene los pies en el suelo. Se desenvuelve con humildad y frescura por el parque cerrado seguido siempre por la cámara handycam que porta su padre. Anthony Hamilton, que, como tantos otros, emigró desde Trinidad y Tobago a Inglaterra. Allí su trabajo en el ferrocarril no era suficiente para que el pequeño Lewis se subiera a un kart. Por eso debió conseguir otros trabajos a tiempo parcial.

Lewis no tenía amigos en la escuela, y sus compañeros lo tomaron como el centro de las gamberradas y hasta de los golpes. Era el más débil y su padre le instó a que aprendiera kárate. Nunca se ha apartado de sus raíces, apoyado en fuertes lazos familiares. Pero hay alguien muy especial en su vida, su hermano menor, que sufre una parálisis casi total. "Puede hacer la mitad de cosas que yo y, sin embargo, es feliz", dijo ayer Hamilton. "Es un mensaje fuerte, que seguramente tuvo una gran influencia en mi manera de pensar".