Podríamos imaginar un fin de temporada difícil, pero en ningún caso nefasto para los intereses extremeños. Y es que, en verdad, todo está saliendo mal a los más importantes clubs regionales.

La excepción es la del Extremadura, equipo que aún mantiene la ilusión por hacer algo importante este año. El resto es un ´desierto´ casi total de posibilidades matemáticas. Lo más grave es lo que todos esperábamos hace mucho tiempo: el descenso del Cáceres, tras once años en la élite. Era algo que se veía venir, pero que no deja de ser doloroso.

Se ve venir, también, el descenso del Badajoz. Ayer volvió a perder y el futuro se ve tan negro como las rayas de las camisetas de los jugadores.

En Segunda División B el panorama no deja de ser menos desolador, con la referida excepción del Extremadura, que se puede meter en la liguilla de ascenso. Y es que el Cacereño se ha terminado por desinflar y dice adiós a sus opciones de pelear por el descenso después de hacer una temporada que, en cualquier caso, puede ser calificada de notable. Además, Jerez, Díter y Mérida aún pueden descender a Tercera, circunstancia que, salvo milagro, se producirá con el Moralo. Lamentable.

El fin de semana ha sido tan malo que hasta el Doncel ha perdido su condición EBA. Lo dicho: no queremos finales de temporada para llorar, pero así es del deporte, lleno de grandezas y de miserias.