EXTREMADURA 1: Flavio; Dani Fragoso (Manuel, M. 51), Romerito, Cámara, Samuel; Lolo, Torrecilla; Capi, Roberto (Rubén, M. 51), Raúl García (Marco, M. 70) y Sergio.

TORREDONJIMENO 1: Yubero; Sedano, Casales, Gonzalo, Garmendia; Rubén, Avelino, Jero, Dani Olson (Alberto, M. 91); P. Carrión (Emilio José, M. 59) y Pedro (Orihuela, M. 80).

GOLES: 1-0 M. 1: Roberto. 1 1 M. 36: Olson.

ARBITRO: Sánchez-Seco Otero (Madrileño). Meticuloso y tarjetero (1). Amonestó a los locales Fragoso, Capi y Torrecilla y a los visitantes Gonzalo, Sedano, Pedro, Ruben, Casales, Yubero, al técnico Francisco Montijano y a Jero.

A estas alturas debe ser un secreto a voces entre todos los entrenadores del grupo. La presión sigue siendo el auténtico talón de Aquiles del Extremadura y basta que su rival de turno esté decentemente ordenadito en el terreno de juego y ahogue a los azulgranas, achuchándoles arriba, para que los de Francisco terminen por no dar una derechas. Justamente eso fue lo que volvió a suceder ayer. Como hicieron Algeciras y Ceuta, el Torredonjimeno, superando además un gol inicial en contra, se subió inmediatamente a las barbas del cuadro local y si sólo sacó un empate (1-1) fue porque perdonó en exceso en las opciones que tuvo, bien es verdad que casi siempre en jugadas a balón parado. ¿Les suena?

Ver para creer. Roberto repitió de salida el guión del encuentro de la primera vuelta en el Matías Prats. Como entonces, abrió el marcador cuando se había consumido poco más de un minuto de juego y ejerciendo del más listo de la clase. Un balón por el que pugna Sergio, un choque entre los dos centrales visitantes y el de Cuacos de Yuste que se cuela entre ellos para firmarle un sombrero a Yubero para el 1-0.

Pero si en el partido de ida el gol bastó para sumar los tres puntos ayer lo peor estaba por llegar. Tras el tanto almendralejense Gonzalo advertía de las intenciones jiennenses. Remató un saque de esquina al larguero y sembró de temores la grada.

SE REPITE LA HISTORIA

El Torredonjimeno no sólo había superado el mazazo del madrugador gol en contra, se disponía como añadido a comerle el terreno al contrario y para ello aplicabla la teoría que tan buenos resultados había dado a otros. Presionaba la salida del balón de los locales, se hacía con la línea de rechaces y hacía entrar a los de Francisco en un baile de despropósitos jamás visto. Es difícil encontrar un partido en el que un mismo equipo haya perdido tantos balones. Es más, no era argumento aislado; todos y cada uno de los azulgranas parecían enfrascados en una especie de competición para ver quién perdía más balones y quién lo hacía en situaciones más comprometidas.

Tras un par de avisos con marchamo, Olson, sólo a la hora de rematar, puso en la red un servicio de Sedano para empatar (m. 36) y Francisco hubo de mover ficha. Lo intentó el de Osuna con una par de soluciones de urgencia con tan buen criterio e intenciones como poco fruto. Es más, quien perdonó de verdad fue el Torredonjimeno. El empate les valía y tras el descanso cambiaron su ambición cara a la meta de Flavio por un dibujo más conservador encomendándose al contragolpe. Ninguno de los contendientes movió ya el marcador.