Los comentarios sobre la posible parcialidad del árbitro sueco Anders Frisk en el partido que enfrentará a España con Portugal mañana domingo en Alvalade, ha sido, sin duda, el asunto que ha capitalizado el interés en el cuartel general de la selección portuguesa en Alcochete.

Los temores a que el árbitro pueda barrer para casa que se apuntan desde algunos sectores de la prensa española han sido ampliamente recogidos por la prensa lusa, puesto que, además de los periódicos, las televisiones y radios portuguesas abrían ayer sus espacios dedicados a la Eurocopa con este asunto.

Con este ambiente, las ruedas de prensa que ofrecieron los guardameta Ricardo Pereira y Joaquím Silva Quim tuvieron en esta cuestión una destacada relevancia.

MENOSPRECIO Mientras Ricardo consideró que dudar del árbitro supone un "menosprecio enorme" hacia el trabajo del colegiado sueco, Quim abogó por centrarse exclusivamente en el equipo y el trabajo de su selección, convencido de que Frisk hará su labor bien.

Es tal la importancia de esta polémica, que los periodistas portugueses han entrevistado a sus colegas españoles desplazados hasta Alcochete, para conocer tanto la opinión del otro bando como el ambiente que se respira al otro lado de la frontera ante el duelo peninsular.

La desconfianza arbitral española puede tener un precedente cercano, el del último Mundial, celebrado en Japón y Corea, en el que la polémica actuación del egipcio Gamal Al Gandhour, ante la selección coreana, suscitó todo tipo de críticas en la prensa, no sólo española, sino internacional.

Pero al margen de los recelos arbitrales, el partido ante Portugal supone jugar ante el anfitrión, una circunstancia nada propicia en la historia de la selección española. La trayectoria en los últimos grandes torneos está repleta de disgustos. Y en ello se piensa.