Tenía 16 años y cara de niño --es que realmente lo era-- y el público del Príncipe Felipe ya conocía de su enorme talento, acreditado en todas las categorías inferiores del Cacereño, aunque antes, en el colegio Diocesano, de la mano de Gerardo Hierro, ya se atisbaba en él un futuro espectacular.

Los aficionados tributaron una enorme ovación a ´Manolino´ ese 28 de diciembre. Un tipo bajo y enjuto, pero muy técnico y luchador, saltó al campo aquel partido ante el Villanovense. Le dio la alternativa José María Asenjo. Era el inicio de una sobresaliente carrera, que contempló 28 internacionalidades y un trofeo Pichichi en el Atlético de Madrid en la temporada 92-93 como mayores logros.

Manuel Sánchez Delgado, ´Manolo´, inicia oficialmente hoy, con su presentación oficial, su tarea de reinventarse en Cáceres, donde lo ha sido todo como futbolista, al punto de erigirse en una referencia inexcusable de toda una generación.

¿Podrá Manolo triunfar de nuevo? En Cáceres propulsó su carrera como jugador, y ahora ya se ha empeñado en decir que el club de su ciudad natal puede ser un excelente trampolín, esta vez como técnico.

Manolo fue como futbolista un jugador intuitivo. Nadie podía presagiar en su día que acabaría jugando de ´7´, cuando en el equipo alevín de Domingo Camello y en el que estaba gente de talento como Estévez, José ´Pastele´ o Chinto, él podía ocupar cualquier demarcación en ataque o incluso la creación. Manolo fue un ´cerebro´ magistral, pero también un delantero centro muy técnico al que su clase le permitía todo.

En el Sabadell y el Murcia ya se vio que era un goleador diferente. En el Atlético se consagró y marcó una época, además de erigirse en un finalizador impenitente. Con el Mérida soñó con despedirse en su tierra a lo grande, pero una cruel patada en San Fernando, en pretemporada, provocó su retirada anticipada. Ahora, ´Manolino´ tendrá que hacer encaje de bolillos en un proyecto modesto. Muchos, en su día, con ese cuerpo y esa apariencia tan frágil, pronosticaron su fracaso. Ahora, 29 años después, hay un paralelismo claro. ¿Podrá el ´7´ demostrar que la presencia no lo es todo?.