En el Cacereño, cuya camiseta vestía con clase desde muy niño desde el siempre futbolístico colegio Diocesano, Manolo debutó cuando contaba con solamente 15 años. Qué casualidad, fue ante el Montijo, ante el que iniciará el CPC la liga el próximo domingo. Sucedió en el lejano 28 de diciembre del año 1980. No era una inocentada. Confió en él, quién si no, José María Asenjo, a quien muestra, una vez más, su «agradecimiento» por esa valentía que tuvo en una carrera que después resultaría fulgurante, mucho más de lo que él mismo hubiera imaginado de niño.

En el Murcia, ya con 21, jugaba por primera vez en Primera División, gol incluido, en la derrota ante el Real Madrid (1-3). Desde entonces hasta ahora, más de 30 años en los que se han sucedido todo tipo de acontecimientos, casi todos ellos positivos, entre ellos la consecución del trofeo Pichichi con el Atlético de Madrid (1990-1991) o los nueve goles con la selección española, en la que hizo pareja en la delantera con Emilio Butragueño. Abelardo Rodríguez y Manolo, los dos jugadores más importantes de la historia del fútbol extremeño, sin duda, comparten labores en la propia fundación colchonera, donde ambos son referentes.

Manuel Sánchez Delgado, ‘Manolo’, será el protagonista del Murcia-Cacereño de Copa del Rey el próximo miércoles en la Nueva Condomina con el homenaje que se le va a tributar. Y eso que ahora no pertenece ni a uno ni a otro club, los dos que le impulsaron al estrellato. Es indudable: se trata del mejor jugador de la trayectoria vital de ambos clubs, y en la entidad grana se han acordado de aquel futbolista enjuto y vivo que marcó 21 goles en dos temporadas y, también, por qué no recordarlo, con el que hizo una caja de 100 millones de la época. Casi una barbaridad en aquellos años 80.

REFERENTES / En plenas vacaciones de su trabajo diario en la Fundación Atlético de Madrid, en la que ejerce como director técnico, Manolo reconoce haber recibido la noticia con felicidad. «Me llamaron hace sobre 10 días desde la directiva del Murcia, y me ha hecho mucha ilusión, sí, por los dos clubs en los que crecí, además del Sabadell entre medias, antes de llegar al Atlético».

Manolo no sabe de detalles de lo que puede suceder ese día. Solamente insiste en que esa noche será feliz, pese a que no sea la primera vez en que un partido entre los dos equipos sea él el protagonista. Con su proverbial memoria, recuerda un amistoso Cacereño-Murcia en el año 86 «en el que metí el 0-1 en el Príncipe Felipe». Han pasado la friolera de 31 años para un futbolista que quiso despedirse del fútbol en su tierra, en el Mérida, pero que no pudo hacerlo por una maldita lesión que no le dejó siquiera ni debutar en el club que con tanta ilusión le había firmado, con José Fouto de presidente.

«Los dos mejores goles de mi vida fueron en el Murcia, los dos de chilena, uno al Madrid, Buyo, y otro al Athletic de Bilbao, a Biurrún», rememora Manolo, quien ni siquiera quiere acordarse ahora de su etapa de entrenador en el Cacereño, hace siete años, que no fue en absoluto exitosa, ya que fue cesado.

Cacereño y Murcia, Murcia y Cacereño, y la vida de un futbolista que recuerdan con cariño en dos ciudadades separadas en más de 700 kilómetros. «Será un momento especial», asume el exfutbolista extremeño. El día 30, miércoles, será la noche de Manolo, del eterno Manolo.