El español Carlos Moyá destacó, tras su victoria ante su compatriota Félix Mantilla (3-6, 6-3 y 6-4) que éste "no se da nunca por vencido" y que por eso lo costó finiquitar tanto el partido, incluso cuando el barcelonés jugó cojo los últimos juegos por culpa de los calambres.

"Mantilla siempre juega a un buen nivel", ha insistido Moyá quien admitió que, cuando ha visto a su adversario jugar renqueante, no ha sabido muy bien que hacer, "si arriesgar o asegurar" los puntos, lo que le ha impedido "cerrar antes el partido".

El español, decimosexto cabeza de serie del torneo, admitió que fue un choque "nostálgico" entre dos jugadores de la misma generación que se han enfrentado en multitud de ocasiones desde que se vieran las caras por primera vez en la final de Buenos Aires de 1995.

"Sientes que probablemente sea uno de los últimos partidos en los que coincidamos en la pista y recuerdas los buenos tiempos, cuando los dos nos enfrentábamos para ganar grandes torneos y luchábamos para estar entre los diez primeros del ránking", ha explicado Moyá.

El ex número uno mundial, que dijo no haber estado "tan bien mentalmente" como le hubiera gustado porque este tipo de partidos en el Godó siempre te producen "sensaciones extrañas", sólo espera que "el físico y las lesiones" permitan a su colega volver a recuperar el nivel que tuvo antes de retirarse de las pistas después de que le diagnosticaran un cáncer de piel.

Carles Moyá se enfrentará en octavos de final al argentino David Nalbandián, cuarto cabeza de serie del torneo y que ayer dio una exhibición en la pista central ante Beto Martín.

El español tiene claro que el partido de mañana no será nada fácil. "Tendré que dar lo mejor de mi tenis", apuntó Moyá, consciente de que, pese haber superado dos rondas, su juego en Barcelona no está siendo ni mucho menos brillante.