Superados los pedregosos terrenos marroquíes y las dunas mauritanas, el rally Dakar vivió ayer una etapa sin competición que abre la puerta de la sabana del Africa negra, la que decidirá sobre la suerte de una carrera dominada por el español Marc Coma y el francés Stéphane Peterhansel.

La organización incluyó en la antesala de la recta final esta etapa de enlace, una jornada de semidescanso en la que los participantes sólo han tenido que cubrir los 280 kilómetros que separan Nema de el Ayun, al sur de Mauritania, sin que funcionaran los cronómetros.

Fue un remiendo de última hora cuando se vieron obligados a suspender el tramo con destino en la ciudad malí de Tumbuctú, por recomendación de las autoridades francesas, ante la amenaza de un grupo salafista.

El "paseo" matinal de los pilotos sirvió de calentamiento para lo que resta: cuatro etapas, con 1.611 kilómetros, 758 de ellos cronometrados, en las pistas de la sabana, con mucho polvo y donde la clave estará en la navegación.

Es el primer asalto del Africa negra, el último obstáculo que resta a Marc Coma para revalidar el título.