Angel Marcos lanzó ayer un mensaje en positivo sobre el futuro del club en la Segunda División B. "El equipo está dando todo lo que puede. Son jugadores buenos y han demostrado no ser inferiores al resto", dijo en su habitual análisis previo de la jornada, en la que su grupo se medirá al líder, Alcorcón.

"Todos los equipos, menos 3, han descendido alguna vez; hay que restarle trascendencia a lo deportivo". "Estamos preocupados, pero los clubs son estabilidad, y lo que tenemos que pensar es que el Cacereño la tenga algún día". Dos de las reflexiones estaban cargadas de un optimismo mezclado con una dosis de cautela. "Lo realmente importante es que el club vaya creciendo", insistió, aunque para ello negó que la posibilidad del descenso fuera a dinamitar el futuro del club.

En una comparencia atípica en la que incluso acusó a los medios de comunicación de ser proclives al pesimismo y alabó la predisposición de la afición ("en un campo donde hay 2.000 espectadores, a 50 se les escucha más"), Marcos aventuró todo tipo de situaciones, aunque no quiso echar cuentas sobre los puntos que necesitaría el club.

Para ello, el técnico recordó que a la jornada 13, el equipo estaba "hundido y el último; veníamos de perder partidos y aquello era un desastre". Ahora, sin embargo, el Cacereño está con todas las posibilidades, incluso de jugar la promoción de descenso (el quinto lugar por la cola), aunque aventuró que todas las circunstancias en las que se va a ver el club son "dificíles" de aquí al final de campaña.

Marcos llegó incluso a dejar en el aire que él continúe o no en el puesto de entrenador, con permanencia o descenso. "Hago falta arriba", declaró, lanzando un mensaje claro de que el proyecto de Antonio Martínez Doblas seguirá adelante con él como cabeza visible, ya sea en los despachos o en el banquillo.