El Circuito de Cataluña fue una fiesta. Y 112.600 espectadores disfrutaron ayer de ella en directo. 5.500 más que la temporada pasada. Todo un récord de asistencia. Y es que después del espectáculo ofrecido en el pasado Gran Premio de Italia, justo hacía una semana, nadie se quería perder la cita de Montmeló. Ni el sofocante calor, que invitaba más a irse a la playa que acercarse al circuito, pudo con el ánimo de la afición. Una afición que jaleó a sus pilotos hasta quedarse afónica e hizo sonar las trompetas de gas hasta la última vuelta, conviertiendo el GP de Cataluña en una auténtica fiesta.

Cada categoría, cada carrera, tenía sus propios alicientes. ¿Sería algún piloto capaz de desbancar a las imbatibles Aprilia del equipo de Jorge Martínez Aspar en 125 ¿Volvería Alvaro Bautista a robarle la cartera a Jorge Lorenzo en 250 Y en MotoGP, ¿Rossi repetiría victoria o Pedrosa sería profeta en su tierra Demasiado para quedarse en casa.

Los miles de aficionados que llegaron en moto, con el peaje de Mollet gratis, pudieron acceder al Circuit cómoda y pausadamente. Los que fueron en coche tardaron un poco más. Y los que llegaron en tren no se tuvieron que preocupar de aparcar el vehículo. Entre unos y otros hicieron posible ver las gradas de Montmeló más llenas y más coloristas de los últimos años. Amarillo (Valentino Rossi), naranja (Dani Pedrosa) y rojo (Ducati) eran los tonos de una paleta a la que no le faltaba color. Aunque eso sí, dominó el amarillo, el amarillo de il Doctore , aunque acabó segundo.