Para los que todavía no saben quién es Marigol sólo un par de cosas. Es mexicana, está considerada la cuarta mejor futbolista del mundo y, desde hace una semana, juega en el equipo de fútbol femenino del Bar§a. Una historia que, hasta aquí, no tiene nada de singular. Lo anécdótico de su fama no está, como la Ronaldinha, en sus affaires sentimentales, sino en el hecho de que la FIFA le ha prohibido jugar en la segunda división mexicana con el Celaya, bajo el argumento de que las mujeres deben jugar en sus ligas. Algo así como lo de que cada uno en su casa y dios --en este caso la FIFA-- en la de todos. En fin, el caso es que la mexicana ha fichado por el Bar§a y en su debú, ya ha hecho su primer hat trick .

Irene no tiene esos problemas, de momento. A sus siete años, esta cacereña es una de los pilares del Diocesano B, equipo prebenjamín de fútbol sala. Allí, junto a Joel, Borja y algunos más, participa en la liga local de este deporte saltándose a la torera la normativa FIFA. Ella juega con los chicos.

La falta de chicas de su edad que quieran jugar al fútbol permite que niñas como Irene puedan jugar en los mismos equipos que los chicos. Algo a lo que está acostumbrada, de ahí que no entienda muy bien la polémica originada con Marigol en México. A ella lo que le preocupa realmente es que no puede jugar de delantera. Su entrenador, José Luis Mohedano, la utiliza como defensa y, aunque acata la decisión, no está muy convencida de su demarcación en el campo.

Con el nueve de Ronaldo

Cuando se le pregunta a Irene por sus ídolos, ella lo tiene claro. "Mi hermano y Ronaldo", afirma con rotundidad. Y es que su hermano ha sido para ella la figura más cercana en la que fijarse. "Desde que era pequeña iba a verle jugar" recuerda Maruchi, su madre, que lleva en el bolso una foto de Irene con el biberón en la Ciudad Deportiva.

De Ronaldo, como todos los niños. Lleva, como él, el nueve en la camiseta del equipo, no se pierde un partido del Real Madrid y, como el brasileño, mantiene sus pequeñas polémicas con su entrenador. "A veces me da algunas voces cuando me voy adelante. Pero es que yo quiero meter goles, y de defensa no puedo", afirma un tanto resignada. Futbolista en ciernes, se pasa los recreos enteros dándole patadas al balón, las vacaciones en Asturias, visitando las instalaciones de Mareo y, en los entrenamientos, mejorando su regate, pues de lo fuerte que le pega al balón, no hay más que decir.