El deporte, generalmente previsible en cuanto a su organización y decisiones, a veces te da sorpresas difíciles de entender. Si complicado fue comprender el motivo real por el cual fue cesado el entrenador del Iniexsa Cáceres de baloncesto femenino (para mí que Jacinto Carbajal estaba haciendo incluso más de lo que se le debería pedir), más difícil resulta encontrar una explicación para el despido de Juan Pablo Márquez como entrenador del Plasencia Galco. Antonio Martín Oncina, sin duda uno de los más inteligentes presidentes de clubs extremeños de los últimos 20 años, ha terminado claudicando y echando a un técnico al que, digan lo que digan, siguen avalando los números. 15 victorias y 10 derrotas, séptimo clasificado... ¿pero qué quieren en Plasencia? Dejando a un lado el nerviosismo de Márquez en los últimos partidos --más pendiente de lo que se dijera fuera que de lo que pasaba dentro-- poco hay que reprocharle. Realmente incomprensible, de verdad.