Xavier Mir ha tenido a 24 pilotos de MotoGP tumbados en la mesa de operaciones. Le faltan Valentino Rossi y Álvaro Bautista. A los demás los ha operado, como poco, una vez. El primero fue Jorge Martínez Aspar, hace 25 años. ¿El último? Hace unos días el japonés Takaaki Nakagami, nuevo fichaje de Honda para MotoGP.

«Xavier es nuestro ángel de la guarda», explica Marc Márquez, que aún no se ha ido de vacaciones y sigue entrenándose, ahora en motocrós, hasta desaparecer en alguna playa. «Sabes que siempre está ahí. Puedes llamarle a cualquier hora, no importa que sea de madrugada, él te responderá, estará atento y disponible para ti. No se deja influenciar por nada ni por nadie y te dirá siempre lo correcto. Y si te dice que no estás para correr, mejor que no corras». Márquez afirma que siempre se ha sentido muy querido por los doctores Mir y Ángel Charte. «Tengo la sensación de que nos tratan como si fuésemos sus hijos».

Confianza ciega

Márquez, como el resto de pilotos del Mundial, tienen extrema confianza en Mir y en el doctor Charte. «Todo el equipo médico que seguimos el Mundial dependemos de Ángel, que es quien ha creado y dirige la estructura que va, de circuito en circuito, siguiendo a los pilotos y completando, si es necesario, la asistencia en cada trazado», señala Mir. «Para nosotros es vital tenerles al lado, porque nos conocen de maravilla, nadie mejor que ellos para aconsejarnos en los momentos difíciles. Son dos extraordinarias personas», señala el flamante tetracampeón de MotoGP.

«Cuando yo fui a ver a Mir, hace ahora 25 años, llevaba bajo el brazo el diganóstico de los médicos de Salzburgring, en el que decían que iba a perder el pulgar derecho. Bueno, pues aquí está, vivito y coleando, aún con dos plaquitas y ocho tornillos que me puso Xavier tras cuatro horas y cuarto de intervención. Me salvó la mano», recuerda Aspar. «Mir y Charte siempre han sido exquisitos con nosotros, muy cercanos y yo creo que eso proporciona una gran tranquilidad a los pilotos a la hora de salir a la pista, donde se juegan la vida».

Marc Márquez, entrenándose, esta semana, en el circuito de cross de Bellpuig. / ALEJANDRO CERESUELA

Cuando falleció el italiano Marco Simoncelli (Sepang, Malasia, 23 de octubre de 2011), Carmelo Ezpeleta, máximo responsable del Mundial de motociclismo, pidió al doctor Charte, también del Hospital Universitario Quirón-Dexeus, que organizase un equipo de intervención inmediata en la pista, que velase continuamente por la salud de los pilotos, estuviesen donde estuviesen. Charte, capaz de salvar lo insalvable, confió en Mir, especialista en extremidades superiores, y en el doctor Enric Cáceres, experto en columna vertebral. El 62% de las lesiones de los pilotos son de extremidades superiores, el 25% de extremidades inferiores, un 5% de columna y un 2% de traumatismo craneal.

Nuevas técnicas

Mir recuerda que, en la recuperación tan rápida que protagonizan los pilotos, tiene mucho que ver no solo su juventud, su fortaleza, su determinación a la hora de querer curarse y no escatimar esfuerzo, tiempo y sacrificio en su rehabilitación, sino la evolución del material. «Especialmente para reparar y soldar las fracturas. Hace 25 años, cuando operaba una clavícula, solo tenía una plaquita de titanio recta, y la clavícula es curva. Ahora, sobre la mesa de operaciones, tengo una caja con 28 plaquitas diferentes, más largas, más cortas, más curvas, más anchas… que se adaptan perfectamente al tipo de fractura que sufre el piloto».