Si Luis Buñuel o Alfred Hitchcock levantaran la cabeza y decidieran hacer una película de género deportivo, la del Extremadura de esta temporada encajaría en su guión favorito. Cierto es que, como en las grandes historias, el final es impredecible y, de momento, no está escrito. Pero el surrealismo y el suspense se han entrelazado para un filme de lo más original. Ayer, el Extremadura anunciaba la destitución de Rafa Martín Vázquez tras la dolorosa derrota en Badajoz y su sustituto no es otro que Juan Sabas, justo el primer entrenador cesado antes de que empezara la liga. Es decir, el Extremadura, después de nueve meses y cuatro entrenadores, ha decidido cerrar el círculo y retornar al punto de partida para afrontar los dos últimos partidos donde se juega el gran objetivo del año: el playoff.

La historia no cobra tanta novedad después de que el Mérida hiciera hace menos de dos meses algo parecido con su técnico, Nafti. La gran diferencia es que Sabas, que había sido el héroe del milagro de la permanencia, ni siquiera comenzó la liga por diferencias con la directiva. Ahora, la cúpula azulgrana ha decidido dar marcha atrás y reconocer que se equivocó. Ha convencido a Sabas para que el madrileño acepte el reto. Sabas firma por los dos partidos que resta y la próxima temporada. Pase lo que pase. Que no es poco.

Los acontecimientos se han precipitado tras la pésima imagen ofrecida por el Extremadura en el Nuevo Vivero que, además, le ha costado la cuarta plaza después de 26 jornadas en puestos de playoff de ascenso de manera consecutiva. Con Martín Vázquez en el banquillo, el Extremadura ha sumado sólo 11 puntos de 33 posibles, es decir, números casi de descenso en el grupo. En la segunda vuelta, el equipo sólo ha sumado 19 puntos y en una hipotética clasificación de la segunda parte del campeonato sería el décimo sexto, en puesto de promoción para la permanencia.

Insostenible/ La situación se ha venido agitando durante las últimas semanas. La remontada en ocho minutos en contra ocurrida en La Nueva Condomina ante el Murcia ya puso en la picota a Martín Vázquez. La grada envenenó tras la derrota en el derbi ante el Villanovense. Y el domingo, en Badajoz, literalmente estalló. Los gritos de «Martín Vázquez, dimisión» de gran parte del público de Almendralejo cuando el cuerpo técnico salía en autocar de vuelta a casa fue la cruda realidad de que su fin estaba cerca. Pese a todo, Martín Vázquez se ha negado a dimitir y finalmente ha sido el club el que ha tomado la decisión de destituirle.

Desde la noche del domingo, la vuelta de Juan Sabas planea en el ambiente como el antídoto para revertir la dinámica de un equipo que, especialmente, está tocadísimo en el apartado anímico. El Extremadura confía esa transformación en Sabas, un hombre que hizo creer a una plantilla, a una afición y a toda una ciudad de que el milagro de la salvación era posible el año pasado. Un entrenador al que le robaron la posibilidad de disfrutar bajo la chapa lo que había logrado a base de saber gestionar un grupo y de implicarse en un proyecto. Un entrenador que, pese a la dolorosa salida de agosto, ha tenido la valentía y la honradez de volver a aceptar un reto muy delicado. La afición, que ha venido pidiéndole en cada cambio de entrenador (hasta en cuatro ocasiones) por fin le ve de vuelta. El Extremadura no depende de sí mismo para ser cuarto, pero vuelve a casa su ‘hombre milagro’.