Martin Verkerk ha enterrado definitivamente su fama de juerguista y quiere demostrar al mundo que solo piensa en el tenis, por lo que no ha celebrado su pase a la final ya que piensa en ganar "el partido más importante" de su vida.

"Mi familia sí que lo celebró, pero yo estuve al margen de todo aquello, no podía irme de fiesta porque tengo que jugar el partido de mi vida", aseguró el primer holandés que alcanza la final de Roland Garros.

La actitud de Verkerk es la de un nuevo tenista, que dejó atrás una juventud cargada de trasnoches, excesos y noviazgos para convertirse en un verdadero tenista profesional.

"Todo lo que me pasa me parece un sueño. Seguro que cuando acabe el torneo y me vaya a mi casa me daré cuenta de lo que me pasa. Ahora estoy tan concentrado en el partido de mañana que no quiero sentir alegría, porque si me dejo llevar por al euforia me van a matar", afirmó. "A mí no me vale con ser segundo, lo que yo quiero es ser número uno. Si Ferrero me supera, pues mejor para él, pero yo quiero ganar y voy a pelear para vencer", dijo.

La victoria es un sueño para Verkerk pero no un imposible. "He ganado a Carlos Moyá y a Guillermo Coria, estoy en la final ¿por qué no puedo ganar la final?", se preguntó.