El Mundial de F-1 se inició en 1950 y las peleas empezaron, precisamente, ese mismo año. Lo que el próximo domingo vivirán Lewis Hamilton, Fernando Alonso y Kimi Raikkonen, pelearse a brazo partido por el título mundial en la última carrera, ya lo protagonizaron, un 3 de septiembre de 1950, Juan Manuel Fangio, Giuseppe Nino Farina y Luigi Faglioli.

Eso sí, con reglas muy dispares, ya que en aquellos tiempos solo se disputaban siete carreras (hoy son 17) y se utilizaba una curiosa puntuación como era, por ejemplo, otorgar un punto a quien hacia la vuelta rápida (aquel día en Monza fue Fangio el agraciado) o contabilizar los cuatro mejores resultados de cada piloto.

Desde el primer al último gran premio (2007), la F-1 ha vivido numerosos enfrentamientos de rivalidad muy similares a la de los dos pilotos del equipo McLaren-Mercedes: Alonso y Hamilton.

El primer campeón del mundo fue Farina, que se coronó rey de la categoría a los 44 años, fruto de una dura lucha con su compañero de equipo, el mítico Fangio, que acabaría abandonando la carrera por una avería. Farina, piloto de Alfa Romeo, consiguió el título a lo grande pues se proclamó vencedor de la última carrera y mereció los elogios de Enzo Ferrari, que le acabaría considerando "un grandísimo piloto, un hombre de enorme coraje, que siempre protagonizaba lances increíbles".

Farina conducía un Alfetta 159, con un motor de ocho cilindros, 1,5 litros y unos 370 caballos de potencia.

EEUU y México

Pasarían nueve años hasta que, en 1959, el primer Gran Premio de Estados Unidos, celebrado en Sebring, viviría otro duelo a tres ganado por Jack Brabham (Cooper), pese a que obtuvo el título con una discreta cuarta plaza por detrás de Bruce McLaren, también con Cooper, Maurice Trintignant (Cooper) y Tony Brooks (Ferrari).

Cinco años después (1964), en México, lugar donde también se decidiría, cuatro años más tarde (1968), otro sonado título, John Surtees, otra leyenda del mundo del motor, capaz de poseer títulos mundiales en dos y cuatro ruedas, se proclamaría campeón del mundo tras concluir en segunda posición, a los mandos de un Ferrari, una carrera ganada por Dan Gurney, precisamente pilotando un Brabham.

Surtees, que se pasó a los coches con 26 años tras obtener siete títulos mundiales entre 350cc (3) y 500cc (4), controló siempre la prueba ante otras dos leyendas como Graham Hill y Jim Clark. Sería Hill, precisamente, quien ganaría el título de 1968, en dura pugna con Jackie Stewart y Dennis Hulme.

En 1974, el que ya era el campeón más joven de la historia, Emerson Fittipaldi, ganó en EEUU otro duelo ante Clay Regazzoni y Jody Scheckter. En una prueba ganada por Carlos Alberto Reutemann, con Brabham, el brasileño ganó quedando cuarto. Regazzoni acabó 11º y Scheckter rompió su coche.

En 1981, Nelson Piquet conquistó el título ante Reutemann y Jacques Laffite, en una prueba ganada por el australiano Alan Jones en el trazado de Long Beach. Hay quien dice que el equipo Williams-Ford hizo pagar a Reutemann el no haber obedecido, en el GP de Brasil, disputado en Jacarepagua bajo un auténtico diluvio, la orden de dejar ganar a Jones, teórico número uno de la escudería.

Piquet (Brabham) volvería a resultar vencedor, en 1983, de otro apretado final cuando acabó tercero en Suráfrica. Prost, su principal rival, que se presentó líder, rompió el turbo de su Renault y René Arnoux, el tercer hombre, rompió también el Ferrari.

El último apretón se produjo en 1986, en Australia, entre Mansell, Prost y Piquet. Ganó el profesor francés.