La temporada del Cáceres Patrimonio de la Humanidad terminó el viernes con la derrota en Huesca y el undécimo puesto en la clasificación de la LEB Oro. Dentro de un aceptable papel global, ha habido luces y sombras a nivel individual.

José Marco

Antes de su trombosis en la zona del costado había dado una versión inhabitual de sí mismo, anotando más que pasando el balón. Aunque no estuviese tan brillante como en temporadas anteriores, su ausencia sin suplir se notó inevitablemente (6,5 puntos y 2,4 asistencias en 19 minutos).

Guillermo Corrales

Si algo bueno tuvo el problema de salud de Marco fue la eclosión definitiva de Corrales, que añadió algunos matices a su juego que hasta ahora no se habían visto mucho. Ya es más que un férreo defensor: ha demostrado que puede llevar las riendas del equipo y ser decisivo en los minutos finales mirando al aro (4,7 puntos y 2,9 asistencias en 23 minutos).

JC Fuller

No ha habido término medio con él: o estaba sumamente inspirado y ganaba partidos casi él solito o resultaba un lastre por su intrascendencia o, lo que es peor, por sus errores. Aunque algo acelerado, cumplió como segundo base tras la baja de Marco (8,8 puntos y 1,1 asistencias en 17 minutos).

Nikola Rakocevic

La acusación de que no defiende siempre estará encima de la mesa, pero su enorme aportación en ataque ha sido lo suficientemente importante como para ‘perdonarle’. Tremenda su inspiración balcánica por momentos (15 puntos y 2 asistencias en 27 minutos).

Luis Parejo

La temporada acabó abruptamente para el hombre de la canasta del ascenso cuando se dio un tremendo golpe ante el Barcelona B. Antes había mostrado liderazgo y ese juego tan suyo de aportar un poco de cada cosa. Un jugador muy querido por la hinchada (9,7 puntos y 2,8 rebotes en 26 minutos).

Carlos Toledo

Se esperaba un poco más de él, aunque su recta final no ha sido del todo mala. Todavía es un jugador que puede progresar porque condiciones no le faltan. Le falta un poco más de confianza (4,5 puntos y 2,4 rebotes en 18 minutos).

Sergio Pérez

Cumplirá 38 años el próximo mes de septiembre, pero está hecho un chaval. Se ha consolidado en la posición de ‘4’ abierto, sabiendo interpretar en cada momento los espacios y resultando un martillo pilón cada vez que estaba solo (44% en triples). Ha aguantado bien la tremenda carga de minutos, pero está por ver todavía si esta ha sido su última temporada en las pistas (9,7 puntos y 4 rebotes en 29 minutos).

Sandi Marcius

Su lesión en pretemporada le ralentizó, pero después se ha mostrado como un pívot sobradamente preparado para la LEB Oro. Es difícil encontrar a un jugador tan práctico: no hace tiros tontos, tiene muy buenos fundamentos, pelea al máximo y es un seguro en el rebote. Será muy difícil poder retenerle (13,8 puntos y 7,8 rebotes en 27 minutos).

Zygimantas Riauka

Todos esperaban más de él, incluso él mismo. Se pretendía que jugase como ‘4’ y claramente no ha sido capaz. En los últimos meses ha sido un simple relevo para Marcius. Demasiado lento y sin amenaza de media tiro a media distancia (4,6 puntos y 3,8 rebotes en 15 minutos).

Ragnar Nathanaelsson

Un islandés de 2,18 sin apenas recorrido internacional era una apuesta demasiado arriesgada como para que saliese bien, pese a su buena coordinación para su altura. Su continuidad se hizo insostenible, pero luego mejoró ostensiblemente en Albacete, en LEB Plata (1,7 puntos y 1,6 rebotes en 7 minutos).

Andraz Kavas

Kavas mejoró a Nathanaelsson, pero tampoco es que destacase lo más mínimo. Aunque no ha tenido problemas físicos, sí se le ha notado que llevaba dos años sin jugar apenas por distintas lesiones (4,7 puntos y 2,4 rebotes en 15 minutos).

Los jóvenes

Ñete Bohigas ha mirado poco en los partidos a los canteranos que han ayudado en los entrenamientos: 22 minutos (8 puntos) de Alberto Cano, 7:25 de Vieux Kasse, 6:10 de Edu Chacón (2 puntos) y 1:34 de Santiago Parras.